Nuevamente se enciende la chispa que podría incendiar la pradera, avizorándose un nuevo choque frontal entre un vasto sector del pueblo y el gobierno.
Pues, la presidenta legal, pero sin legitimidad, Dina Boluarte, con la desfachatez que la caracteriza, junto al inefable primer ministro, Alberto Otárola, y este repudiado Congreso, en consuno y al unísono, han reiterado que se quedarán hasta el 2026, cerrando de esta manera toda posibilidad de adelantar las elecciones.
Esto ha merecido el rechazo de un gran sector del pueblo que está ratificando la denominada “Tercera Toma de Lima” para el 19 de julio del año en curso. Ellos sostienen que por decencia Dina Boluarte debe renunciar, cumpliendo su palabra que muchas veces la empeñó públicamente. Es más, una eventual renuncia de Boluarte y la realización de nuevas Elecciones permitiría recuperar la legitimidad y la gobernabilidad del país.
Además de los departamentos del sur que tuvieron un rol protagónico en las luctuosas luchas de diciembre del 2022 y enero del 2023, esta vez se están sumando, también, organizaciones del norte del Perú, como son los ronderos de Cajamarca, Lambayeque, Amazonas, Chota, Piura y La Libertad.
“El premier Otárola ya ha señalado que el gobierno impedirá la anunciada Tercera Toma de Lima, y Dina Boluarte ha referido que el gobierno no quiere más derramamiento de sangre y gobernará hasta el 2026. Estamos advertidos”
Es muy probable que en los días que faltan para el 19 de julio, puedan adherirse otros gremios y entidades de la sociedad civil, toda vez que en esta oportunidad los objetivos son muy claros.
En las luchas anteriores hubo mucha confusión y demandas que no podían cumplirse, como era libertad de Pedro Castillo y su restitución como presidente. Ahora no, las exigencias son precisas: La renuncia de Boluarte y convocatoria a nuevas elecciones por el Congreso, así como justicia para los asesinados.
Ciertamente que la región más difícil de convencer por su añejo conservadurismo y conducta reacia, es Lima capital. Otra región que brilla por su posición acomodaticia es Junín, ya que mientras al huanca no le toques su bolsillo no le interesa lo que pasa en el resto del país.
En estas regiones casi no existe voluntad de lucha, conciencia de cambio, ni espíritu de solidaridad.
No sabemos aún cuál será la magnitud que tendrá esta protesta, ni los resultados que acarrearán en el corto, mediano y largo plazo.
El premier Alberto Otárola ya ha señalado que el gobierno impedirá la anunciada Tercera Toma de Lima, mientras que Dina Boluarte ha referido que el gobierno no quiere más derramamiento de sangre y que gobernará hasta el 2026. ¿Qué nos quisieron decir ambos? Estamos advertidos.