Los rostros de los hermanos Eduardo y Herbert Quintanilla, fundadores de la agrupación musical K’jantu Perú, quedaron inmortalizados en colores vivos, en el mural que en su honor pintó un grupo de jóvenes artistas, agrupados en la cofradía En Blanco, en la cuadra seis de la calle Cusco, en el centro de Huancayo.
El mural, develado este miércoles en presencia de los músicos, fue pintado por los ocho integrantes de la cofradía, en dos días, en una pared de 2.40 metros de alto por 8 de largo. En el área de 19.20 metros cuadrados, la imagen de los hermanos descanza sobre una flor de cantuta, la flor nacional del Perú. K’jantu, en quechua.
“Hasta ahora no lo creo”, dice Eduardo Quintanilla, incrédulo del homenaje en vida ofrecido por este grupo de jóvenes. “A veces tenemos esa imagen que cuando seamos viejitos recién nos van hacer algo así”.
El mayor de los hermanos tiene 53 años. En su discurso trae al presente a los grupos locales Llajta Huayra y Cantuta de los Andes, de la década de los ’80. “Músicos a quienes hemos imitado” dice. “De esa forma se aprende la música, de forma oral, de una manera natural. Así aprendimos, poco a poco”.
En setiembre de este año, los hermanos Quintanilla cumplirán 38 años de vida artística, en medio de un proceso judicial entablado por un exintegrante de la agrupación, Dante Dávila, contra el Indecopi.
Esta institución anuló en 2019 la titularidad de la denominación K’jantu Perú que Dávila inscribió a su favor, “de espaldas” a los Quintanilla, iniciadores de la agrupación en 1985, cuando aún estudiaban en el colegio Santa Isabel de Huancayo. El 17 de enero, día en que la Municipalidad de Huancayo recibió a Dante Dávila luego de que ganara la final del programa televisivo ‘La voz generaciones’, evitó referirse a dicho proceso judicial.
En el relato escrito de la historia de los Quintanilla, que la cofradía En Blanco imprimió, consigna seis discos producidos por K’jantu Perú: Sin tí (1989), Redondeando notas (1998), ¿Por qué esperar? (no oficial, 1994), Cerca de tí (2003), El momento llegó (2005) y Tiempo amar (2009).
En el develamiento del mural, los padres de Eduardo, Dulia Dávila Lazo y José Quintanilla Huamán, lo escuchan. Herbert, el menor, 52 años, habla. “De muertos, obviamente hay homenajes, pero el mayor reconocimiento es en vida”. De sus progenitores, dice, “son los artífices de esta historia musical; han sido nuestros fieles seguidores; papá, mamá, muchas gracias por su apoyo incondicional”. Llora. Aplausos.
