Los protectores faciales, cuyo plástico utilizado en su fabricación demora hasta mil años en descomponerse, fueron usados por promotores ambientales para la construcción un biohuerto ecológico en la institución educativa 30260, en el anexo de Tambo Anya, en San Jerónimo de Tunán, en Huancayo.
En la construcción el biohuerto, que tomó tres meses, fueron utilizados 750 protectores faciales que los estudiante de inicial y primaria de esta escuelita recolectaron con la ayuda de sus padres, y 680 botellas de plástico, unidos en tejidos con cintas que se usan para amarrar ladrillos, también reciclados.

“Hemos aplicado principios de economía circular y con los protectores faciales y botellas recicladas hemos construido ecomuros para cerras este invernadero”, explicó el ingeniero César Taype Matamoros, responsable de la Comisión de Ecología de la Pastoral Social de Dignidad Humana (Pasdih), del Arzobispado de Huancayo.
De esta forma, un grupo de botellas y protectores faciales, usados obligatoriamente en el momento más álgido de la pandemia de la covid-19, que no tuvieron una disposición final, sirven para generar in microclima en en el invernadero de la institución educativa, donde los niños aprenderán a sembrar verduras, plantas medicinales y otros. También pueden recibir lecciones de matemática y otras materias.

El biohuerto tiene una 72 metros cuadrados. Una similar infraestructura es construida en un institución educativa en la comunidad de Paccha, en el distrito de El Tambo.
Como primera etapa del biohuerto, los niños y las niñas sembraron lechuga, rabanito, beterraga, acelga, apio, entre otros, los cuales permitirán proveer a los estudiantes de alimentación orgánica y saludable.
