Lo que hizo la mayoría del Congreso de negarle el permiso al presidente Pedro Castillo para que viaje al hermano país de Colombia, a donde había sido invitado para asistir a la asunción de mando del presidente Gustavo Petro, fue arbitrario, nefasto, antidemocrático y no tiene precedentes en la historia del país.
Se puede ser opositor político del gobierno, incluso radical, pero ello no significa romper una tradición que beneficia y une a los pueblos. Más aún cuando Colombia es un país vecino con quien tenemos límites fronterizos, razón por la cual se requiere fortalecer lazos políticos, diplomáticos y económicos.
Por ejemplo, es de interés tanto del Perú y de Colombia cautelar el medio ambiente en la gran zona amazónica, desarrollar las fronteras en beneficio de los pueblos que allí habitan, luchar ambos contra el crimen organizado, el narcotráfico y el contrabando, promover el comercio, entre otros requerimientos.
Por lo tanto, la decisión de la mayoría congresal refleja a todas luces un antagonismo y odio político al gobierno de Castillo. Eso de que no se le dio permiso porque tiene cinco investigaciones fiscales y que podría fugarse del país, no es más que un pretexto malintencionado y demagógico.
“La nueva Mesa Directiva del Congreso reflejaba, precisamente, una posición más rabiosa contra Castillo. La negativa del permiso para que viaje a Colombia es solo una primera muestra de lo que viene en adelante”
Cabe puntualizar que la nueva Mesa Directiva del Congreso reflejaba, precisamente, una posición más rabiosa contra Castillo. La negativa del permiso para que viaje a Colombia es solo una primera muestra de lo que viene en adelante.
Una gran mayoría de expertos peruanos en diplomacia han rechazado la conducta del Congreso, al respecto. Hasta la Organización de Estados Americanos (OEA), entidad que dicho sea de paso no es santo de mi devoción, se ha pronunciado lamentando el culebrón del Congreso peruano.
Pero en honor a la verdad esto ya se veía venir desde que se eligió a Lady Camones como nueva presidenta del Congreso para este periodo legislativo. Sus posiciones frontales y de choque contra Castillo son muy conocidas desde su curul de congresista. Con toda seguridad, vaticino que su gestión legislativa tendrá como eje principal sacar a Castillo del poder y ella erigirse como presidenta la República.
Asimismo, la respuesta de Castillo no se ha dejado esperar. Su discurso del pasado sábado en la provincia de Junín, prácticamente, es una “declaratoria de guerra” contra el Congreso.
Esta situación, obviamente, ahondará la confrontación entre el Legislativo y el Ejecutivo. Nadie sabe lo que podrá pasar. La incertidumbre y desestabilización lo único que hará es perjudicar al país.
De otro lado, el presidente Pedro Castillo, prácticamente, ha ratificado a su Gabinete anterior, solo con algunas nuevas inclusiones como ministros. Lo que más llamó la atención fue la designación de Miguel Rodríguez Mackay como nuevo canciller, ya que este señor durante la campaña electoral fue un enemigo jurado de Castillo. Sin embargo, estas cosas suelen suceder cuando un gobierno no tiene perspectiva, es improvisado sin un plan de gobierno coherente y de principios, carece de sostén político partidario y navega en el océano, según como lo llevan las olas.