Este jueves se cumplirá un año de la juramentación de Pedro Castillo como presidente constitucional del Perú. De aquella fecha a hoy “mucha agua ha corrido bajo los puentes”. Se cumplirá un año tormentoso visto por primera vez en la historia del país.
Castillo asumió la Presidencia como una gran esperanza para el pueblo trabajador, que en la imagen de este hombre con sombrero de ala ancha visualizaba una alternativa para revertir la pobreza, la desigualdad, la inseguridad, la corrupción y el desempleo, nefasta herencia de gobiernos pasados.
Sin embargo, a la luz de los hechos, esta cara aspiración de las grandes mayorías está muy lejos de cumplirse.
Evaluar este primer año del gobierno de Castillo no es tan sencillo. “Todo depende del cristal con que se mire” y “del color con que late ese corazoncito”.
“La tragedia de Castillo estriba en que llega al gobierno de manera improvisada, candidateando por un partido corroído por la corrupción, sin un plan de gobierno, de manejo vertical por un caudillo y sin cuadros técnicos”
Desde el primer día, Castillo estuvo en la mira de la ultraderecha con el apoyo del gran poder mediático, que a toda costa buscó sacarlo del gobierno. La razón no era tanto los sambenitos de “comunista o terrorista”. “La verdad de la milanesa” estaba en que los grandes grupos de poder económico se sentían con las manos atadas y sin total libertad para hacer lo que les daba la gana como siempre lo hicieron en el pasado.
Pero la tragedia de Castillo estriba en que llega al gobierno de manera improvisada, candidateando por un partido corroído por la corrupción, sin un plan de gobierno, de manejo vertical por un caudillo y sin cuadros técnicos y políticos para gobernar.
No solo eso. Castillo asume el gobierno, también, con una comparsa de paisanos, familiares y gente de todo pelaje que se alinean detrás. Gente que busca ubicarse en puestos importantes del Poder Ejecutivo para medrar y enriquecerse desde el inicio. Gentuza que maniobra, buscando aprovecharse de la total inexperiencia del nuevo gobierno.
Encima, Castillo tiene que soportar el chantaje y aprovechamiento de los capitostes del partido que con el cual llegó al gobierno. Perú Libre se sentía con el derecho de gobernar, copando ministerios y entidades públicas. Todos conocemos, sin embargo, las barrabasadas a lo que esto nos conllevó.
El boicot y la arremetida golpista de la ultraderecha con el apoyo del gran poder mediático, al que se suman los desaciertos y debilidades de un gobierno “que recién aprendía a gobernar”, a decir del propio Castillo, configuraron un escenario de inestabilidad política con serias implicancias en la economía.
“Castillo asume el gobierno, también, con una comparsa de paisanos, familiares y gente de todo pelaje que se alinean detrás. Gente que busca ubicarse en puestos importantes del Poder Ejecutivo para medrar y enriquecerse desde el inicio”
Y para colmo de males, una economía que venía ya sumamente golpeada por la pandemia y que luchaba por recuperarse; sobre la cual deviene la guerra de Ucrania. Y como vivimos en un Mundo de economía globalizada, provoca a nivel mundial un fuerte encarecimiento de los combustibles y de los alimentos con su correlato de escasez, acaparamiento y especulación de precios, que se sigue arrastrando.
Hoy, Pedro Castillo, cumplirá su primer año de gobierno con una catastrófica desaprobación de la ciudadanía. Además es objeto de cinco investigaciones fiscales, como nunca había sucedido con otros presidentes, pese a que la corrupción siempre iba por dentro y hasta en mayor magnitud.
Lo cierto es que Castillo en medio de la turbulencia solo le queda seguir administrando la crisis en un país de economía neoliberal con pequeñas reformas que no cambiarán sustancialmente las estructuras socio económicas del país.
Finalmente, la pregunta que flota ahora es qué dirá Castillo este jueves en su mensaje a la Nación.