Con 89 años cumplidos, la técnica en enfermería Blanca Graciela Marín de Yépez ha cumplido el sueño de su juventud, ser escritora y periodista. Lo logró publicando ‘Mis vivencias, 27 años en el hospital DAC’, un libro que desentraña historias inéditas ocurridas en el principal nosocomio de la región Junín entre 1958 y 1985.
Acompañada por sus perritos ‘Bella’, ‘Zeus’ y ‘Chanel’, y con el apoyo de su hijo Juan Yepez, quien editó la obra, ‘Blanquita’ Marín recuerda con asombrosa lucidez cada detalle de su paso por el Hospital Daniel Alcides Carrión de Huancayo. A pesar de que camina con apoyo y tiene dificultades auditivas, sus ojos no necesitan lentes y su memoria conserva vivencias que hoy cautivan a quienes las leen.
“Esta publicación demuestra que nunca es tarde para hacer realidad los sueños”, afirma Juan Yepez, quien destaca que su madre “diario lee periódicos, revistas, revistas, obras, resuelve crucigramas y clasifica recortes periodísticos” para sus tres hijos, nueve nietos y bisnietos.

Anécdotas que conmocionaron el hospital
El libro, de 116 páginas, recoge más de 25 anécdotas narradas en lenguaje sencillo y ameno. Entre las más llamativas destaca la fuga de un preso, ocurrida en el servicio de cirugía varones.
“Un recluso permanecía esposado a la cama. Una noche pidió ir al baño; un técnico le soltó las esposas y lo condujo hasta allí. Pasaron los minutos y el paciente no salía. Preocupado, forzó la puerta y descubrió que lo que miraba eran solamente los zapatos colocados al pie de la taza. La ventana hacia el patio estaba abierta. ¡El preso había escapado!”, relata el texto.
Otra historia conmueve por su trágico desenlace. Marín de Yépez narra el caso de una colega que mantenía una relación con un médico casado. Al ser descubierta y amenazada con despido público por la jefa de enfermeras, la joven regresó a su cuarto, se vistió con su vestido de primera comunión, se colocó una corona de flores en la cabeza y consumió sustancias que le quitaron la vida.
El suceso conmocionó al hospital. Días después, personal reportó ver su alma. “Un médico y un técnico se desmayaron del susto luego de asegurar que la vieron en los pasadizos”, cuenta ‘Blanquita’. La situación se resolvió cuando un sacerdote roció agua bendita en la casa de la difunta y en el hospital, “pudieron terminar con el padecimiento del espíritu de mi compañera”.
También registra el error de enfermería que provocó la confusión de bebés en neonatología. Una familia de Chupaca recibió un recién nacido equivocado. “El bebé no quería lactar. Se dice que los bebés conocen su pecho”, señala. El error se debió a una mala lectura del nombre de la madre.

Momentos de terror y aprendizaje
Una experiencia marcó a Yepez para siempre, quedar atrapada en la morgue. “Falleció un bebé. La norma era llevar el cadáver al mortuorio, sea la hora que sea. Envolví el cuerpecito y lo llevé. A pesar que era de día, sentí temor. Coloqué al pequeño en la pateadera de un difunto mayor. Entonces, siento que la puerta se cierra con un estruendo. Por un momento me quedé paralizada, en medio de todos los cuerpos”, recuerda. Desde entonces, nunca volvió sola.
Entre otras historias, destaca la noche en que atendió once partos simultáneamente, el caso de un paciente con rabia, y la historia de los “chupetes de tuna” que una obstetra congeló con palitos para vender en Lima.
Mensaje a las nuevas generaciones
La autora, que también fue vecina del ‘Picaflor de los Andes’, usa su experiencia para exigir mejor trato al paciente. “Siempre quieran a los pacientes, trátenlos bien. Es muy importante el buen trato, sentirse queridos, respetados para la recuperación de la salud”, recomienda con autoridad.
Reconoce que las quejas por maltrato hospitalario son reales cuando falta vocación de servicio, y exhorta a las autoridades, “Brinden un ambiente confortable, hagan que el paciente se sienta cómodo y tenga confianza para transmitir todo lo que siente al médico”.
Una vida dedicada al servicio
Nacida el 17 de setiembre de 1936 en Huancayo, ‘Chelita’ como la llaman en el seno familiar, enviudó hace un año y siete meses de Lizardo Yepez, con quien compartió 64 años de matrimonio tras conocerse a los doce años. Sus tres hijos, Carlos Enrique, José Alfredo y Juan Fernando, forman la orquesta Hermanos Yépez Marín.
Inspirados por ella, sus nietos escogieron profesiones de ayuda, Pablo es médico, Tatiana enfermera, Gabriela psicóloga y Giovanna médico veterinaria.
Mientras anhela abrir un albergue para ancianos en honor a su madre ‘María Cleofé’, “Blanquita” confiesa con sonrisa franca, “Me faltaron contar más anécdotas, quizá para la segunda parte del libro”. Y solicita, “Ojalá haya espacio para mi libro en los periódicos y medios”.
Fragmento de la anécdota sobre ‘Picaflor de los Andes’ relatada por ‘Blanquita’:

Con información completa del libro “Mis vivencias” y entrevista proporcionada por la familia
Los interesados en conocer más sobre estas memorias y anécdotas pueden adquirir el libro contactando directamente a su hijo, Juan Yépez, al número 927 332 120.

