El sábado 8 de marzo de 2025 quedará grabado en la historia del huaylarsh. La Institución Cultural La Gran Folklórica de El Tambo alcanzó la cúspide de esta danza tradicional al consagrarse campeona en el prestigioso concurso de Pucará, superando sin objeciones a los grandes conjuntos de zapateo de Huancayo.
Pero, ¿quién es este conjunto que ha saltado al estrellato? ¿De dónde surgió este elenco que, en un solo año, conquistó dos títulos, tres subcampeonatos y un tercer lugar en los concursos de huaylarsh? Su consagración en Pucará no fue una sorpresa para quienes ya lo habían visto triunfar en Chupuro, otra plaza desafiante para los amantes del huaylarsh. Además, logró el segundo puesto en Sapallanga, La Punta y Huari; y un meritorio tercer lugar en Viques.
La historia de este conjunto tiene un origen singular. Un pucarino nato se enamoró de una sañosina (de Saños Chico) y decidió fundar en la tierra de su amada una institución de huaylarsh: el Unión Social Señor de Chihuan. Su propósito era contrarrestar la influencia de otras costumbres que comenzaban a imponerse en Huancayo.
“Empezaron a tomar fuerza las tradiciones de Ayacucho y Huancavelica, entonces mi tío Antonio Arteaga Mallma decidió formar un conjunto de huaylarsh con estilo pucarino”, recuerda Vladimir Ccaccro Huamán, hoy líder de La Gran Folklórica de El Tambo.
Desde joven, Vladimir desarrolló una pasión por el huaylarsh pucarino. Se formó en la institución de su tío y, con los años, consolidó su visión del arte y la tradición. “Pucará tiene su propio estilo, muy distinto al de Huayucachi. Su gozo es singular: a un silbido responde un guapido, los brazos se usan para el galanteo y el enamoramiento”, explica Vladimir.
En 2010, junto con su amigo César Salomé Barja, fundó La Gran Folklórica de El Tambo con la idea de preservar la esencia del huaylarsh pucarino. Al inicio, los triunfos fueron esquivos, pero nunca se rindieron. “Empezamos con un semillero; no nos importaba ganar, sino que los chicos aprendieran el estilo”, comenta Vladimir.

El esfuerzo rindió frutos en 2016, cuando el conjunto logró el primer lugar en el concurso Achkamarka y el tercer puesto en el Nación Wanka. Ahora, los niños que entonces iniciaron su camino en la danza son jóvenes en su plenitud, con un promedio de edad de 23 años.
Es lunes 10 de marzo y Vladimir está exhausto. La celebración del campeonato se realiza en un modesto local en El Tambo, adornado apenas con dos globos en la entrada. No hay lujos ni glamour, pero cuando habla de huaylarsh, sus ojos brillan. Con entusiasmo, demuestra el estilo pucarino: se encorva, levanta las manos, mueve los hombros y sus pies cobran vida propia.
“En el huaylarsh no se debe bailar carnaval. He investigado mucho y he revisado material de muchos años. No hay carnaval en el huaylarsh, categóricamente”, sentencia Vladimir.
Defiende que la esencia de la danza radica en mantener un ritmo constante: “Si empiezas con 90 o 110 pulsaciones por minuto, debes terminar así. Nada de meter huainos o carnavales, porque eso te da un respiro y altera la esencia”. Además, enfatiza que el huaylarsh auténtico debe alternar entre barra y danza, sin interrupciones ajenas a su estructura original.
Vladimir también reivindica el takanakuy como parte integral del huaylarsh. “El takanakuy surgía de la rivalidad entre comunidades; el vencedor se quedaba con la wamla. Luego evolucionó a ruedos de competencia, allá en Pucará”, explica.
Revive el triunfo de La Gran Folklórica en Pucará.
Este año ha sido un hito para su institución, pero Vladimir sabe que aún queda mucho por perfeccionar. Y tiene claro que, para que el huaylarsh brille, es fundamental contar con una buena orquesta. “Para mantener el timing adecuado, necesitamos una orquesta folklórica de calidad. Ya llevamos dos años con la Orquesta Internacional Conquistadores de Huancayo”, afirma.
Con su pasión intacta y la victoria en Pucará como estandarte, La Gran Folklórica de El Tambo sigue danzando, decidida a preservar la esencia del huaylarsh pucarino para las futuras generaciones.