En el cementerio de su tierra natal, Huayucachi, la secretaria médica Miriam Melgar Quispe recibió cristiana sepultura al ritmo de la música de los chinchilpos y gamonales, huayrlarhs y santiagos, acompañada por sus hermanos, familiares y amistades, quienes reafirmaron que continuará su lucha por alcanzar justicia.
“No descansaremos hasta alcanzar justicia para mi hermana. Ella no merecía morir así, y no permitiremos que más personas terminen muertas cuando van a buscar salud”, prometieron sus hermanos Yober, Juan y Jesús Melgar, minutos antes de que el ataúd sea colocado en el nicho.
Miriam falleció el sábado, luego de seis días de muerte cerebral tras la liposucción a la que se sometió en la clínica San Miguel, ubicado en el barrio San Carlos, Huancayo, el pasado 11 de junio. La intervención estuvo a cargo del médico Fidel Bernahola.
La familia y las amistades demandan justicia, pues manifiesta que las circunstancias se orientan a una presunta negligencia médica como causa de muerte.
“No voy a dejar las cosas así, vamos a ir hasta el último, no vamos a dejar las cosas en lo que dicen “que todo salió bien”, vamos a buscar el meollo de lo que pasó, nuestros padres me darán fortaleza”, precisó su hermano Juan José.
La noche del domingo, Medicina Legal entregó el cuerpo de Miriam a sus familiares. Fue velada en la casa de sus padres, donde ella nació y creció, en Huayucachi. En la iglesia de esta localidad fue la misa este lunes, a la una de la tarde.
Posteriormente, el cortejo fúnebre se dirigió al cementerio de la localidad, acompañado por decenas de personas provenientes de Ayacucho, Chupaca, Huayao, Huancayo, residentes en Estados Unidos.
Por momentos el ataúd fue llevado en hombros de sus amigas y amigos, así como familiares de Ayacucho, bailando, cantando y llorando.
De corazón chinchilpense y amante del folklore
El féretro, color caoba, fue sepultado cubierto por el estandarte de la Asociación de Huaylarsh San Sebastián de Huayucachi: Miriam bailaba en este conjunto.
También con la banderola roja, con franja negra por el luto, y la imagen de los chinchilpos, uno de los personajes de la principal festividad de Huayucachi junto a los gamonales en honor a Tayta Niño. Ella se identificaba con el bando del pueblo: los chinchilpos caracterizados por el color rojo.
Segunda de ocho hermanos
“Mi hermana, como la segunda de ocho hermanos, nos cargaba, nos cuidaba, nos alentaba, enseñaba y apoyaba. La recordamos como una mujer siempre con la sonrisa en los labios, trabajadora, emprendedora. Emigró a Estados Unidos en la época del terrorismo y la crisis del Perú, buscando un futuro mejor y lo consiguió, sus hijas profesionales destacan en USA”, resaltaron sus hermanos.
Ella era residente en Estados Unidos ya por 30 años. Tiene dos hijas: Wendy y Jenifer, quienes viven su duelo a la distancia.