Grandes grupos de rock y pop contemporáneo se presentaron en el Festival Rock n’ Love en Huancayo el pasado domingo 11 de febrero. Entre ellos destacó una banda que, siendo de las que menos reproducciones tiene en las plataformas de ‘streaming’, se ganó el corazón de los citadinos por la humildad y carisma que demostraron durante su estadía.
Aeropod aún no ha sacado un álbum, pero sus sencillos encantan por su ritmo suaves, melodías hipnotizantes, y timbres llenos de efectos espaciales. Pero quizás lo que más resalta de ellos son: su puesta en escena y la conexión que crean con el público. En esta ocasión, conversamos con Luis Reginaldo y Carlos Moscol, bajista y vocalista del grupo.
Quisiera conocerlos un poco más, ¿Cómo se formó la banda?
Luis: Alexander Correa y Gian Franco Pérez, los dos guitarristas, se conocían de hacía años. Ellos fueron las cabezas para la creación del proyecto, para hacer el tipo de música que les gustaba escuchar. Esa era la idea principal. Nos llamaron a mí y al resto, y así se formó Aeropod.
¿Por qué el nombre? ¿Qué significa?
Luis: Cuando empezamos a componer, usábamos bastante ‘reverb’ y ‘delay’ (efectos para alargar sonidos) en nuestra música, como creando atmósferas. Quisimos encapsular ese tema espacial en el nombre y ‘aeropod’ justamente significa cápsula del espacio, por eso quedó así.
¿En qué artistas o grupos se inspiraron cuando empezaron?
Luis: Las influencias más fuertes en ese momento eran Hibou, Wild Nothing, Motorama, Human Tetris. Pudimos abrir el concierto de estos dos últimos en el 2019. Al menos para Falsos Astros (su primer EP) y lo que lo que sacamos antes, fueron una influencia bastante fuerte; y también lo están siendo para lo que estamos componiendo ahora.
¿Y qué grupos están escuchando en estos momentos?
Carlos Moscol: Personalmente, yo estoy escuchando muchos artistas con flow: Álvaro Díaz, Feid, The XX. Mi banda favorita es The 1975, siempre los escucho. Otros son Talking Heads, U2, Alejandro Sanz, Luis Miguel, Placebo, The Killers…
Luis: Yo ahorita estoy oyendo bastantes bandas latinoamericanas: Silvestre y la Naranja, Valdés. Artistas peruanos también. Me gusta mucho Diana Flores, también Plastical People. Esta semana me la he pasado escuchando Infiltrados en Marte. Me pegué con el show que tuvieron en Huancayo. Sobre bandas antiguas, a la que siempre regreso es Foals, mi banda favorita, aunque también me gustan Wild Nothing y The XX.
Ustedes se catalogan como ‘dream pop’, que es como un estilo suave y atmosférico del rock alternativo. ¿Cómo nació la decisión de iniciarse en este género?
Luis: En realidad, no fue una decisión de decir que íbamos a arriesgarnos a hacer dream pop, sino que nos sentamos a conversar y componer, y es lo que salía, porque era lo que escuchábamos en ese momento. Hasta ahora también lo escuchamos. Eso también lo considero clave, porque con los chicos hemos evolucionado musicalmente juntos: si en 2017 escuchábamos a ciertas bandas, en el 2020 también estábamos alineados escuchando las mismas o similares. Eso es lo chévere, porque llegar a congeniar tanto musicalmente con alguien es un poco complicado, y mucho más cuando vas a crear algo colectivamente.
Evolución
¿Qué proyectos tienen para este año?
Carlos: Queremos sacar más canciones. Experimentar no solo con el dream pop, sino también con el ‘dance rock’, para poder complementar nuestra esencia y dar un producto mucho más consolidado. Infiernos (su última canción) va por ese lado.
Luis: De hecho, este año estamos ya trabajando en canciones nuevas. Justo este fin de semana, Carlos metió una maratón grabando voces para unos temas, y el verano está pintando muy bien para nosotros. El año pasado tuvimos una temporada muy fuerte de shows y no teníamos el tiempo de sentarnos a crear, ahora está siendo al revés: estamos dándonos más el tiempo para crear.
¿Se viene un álbum, entonces?
Luis: De todas maneras. No sé si salga este año, pero lo que sí habrán son nuevos sencillos.
Carlos: Para nosotros es importante no solo entregar cualquier producto, sino que estos tengan la calidad suficiente y puedan ser del agrado de las personas, pero que a su vez también nos guste nosotros mismos.
¿Y van a seguir experimentando con este dance rock?
Carlos: Lo que queremos es, no mutar, sino complementar. Consideramos que ambos estilos conversan con nosotros y podemos hacer estas dos corrientes a la par, porque respiran nuestra esencia. Tratamos de no encerrarnos mucho en los generos, porque al final lo que pensamos es que los géneros sirven para las discotiendas, para poder ordenar las canciones, pero sí, básicamente lo que hacemos es dream pop y rock más bailable.
A mí me da curiosidad, porque muchas veces el dream pop va acompañado de otros géneros, como el ‘shoegaze’ (escúchese Niños del Cerro) o el ‘chamber folk’, ¿con qué otros géneros piensan experimentar?
Luis: De hecho, sí; shoegaze es algo que también solemos escuchar, pero, hasta el momento, no hemos como que “vamos a hacer una canción en la cual vamos a mezclarlo con ‘funk’, por ejemplo”. Lo que hacemos en realidad es: sentarnos, empezar a componer y, si la canción necesita una parte funk, lo hacemos, o si llega un momento en el que una canción nos pide una parte más oscura, o más ‘post-punk’, lo vamos a hacer, si es que también nos gustan nosotros.
Antes de sacar Infiernos, sacaron dos colaboraciones, ¿Piensan volver a tocar con otros artistas?
Carlos: Por el momento, no lo hemos mapeado. Las colaboraciones que hemos hecho han sido con artistas que hemos considerado que están a nuestra sintonía musical, emocional y amical.
Hablando de Infiernos, el puente final rompe con toda la hegemonía de la canción, creando un efecto que sorprende a los escuchas ¿Cómo nació esto?
Carlos: Esa idea loca se pudo hacer al momento de la producción y, al final, nos gustó y quedó. Creo que no sólo te da esa esa sensación de rompimiento con lo que se venía haciendo, sino que también te muestra las temáticas de la letra, sobre la autodestrucción y lo que es arder en los infiernos.
¿Cómo componen sus canciones?
Luis: Al menos, de las de las canciones que hemos lanzado y las que están por salir, la idea general viene de Alexander Correa, nuestro guitarrista. Él genera las ideas instrumentalmente en su guitarra o, a veces, con las herramientas digitales que tiene. Luego, nos sumamos todos juntos para potenciar la canción.
¿De él nace la idea? ¿Cuál es el aporte de ustedes?
Luis: Claro, Alex da el primer motivo, que es como una pequeña idea instrumental, la letra viene de Carlos y, al final, todos lo enriquecemos con nuestros instrumentos.
Carlos: El caso descrito por Luis ha sido cómo las últimas tres canciones han sido compuestas, pero lo que hemos hecho siempre y que yo dejo como consejo para los demás, es que traten de no limitar la creatividad. Alexander, sí, en la mayoría de las ocasiones, da una propuesta primero y lo muestra; pero, por ejemplo, Los Jardines (uno de sus primeros sencillos) nació primero de Luis. También tenemos canciones que yo propongo, o que otra persona propone y ahí Alexander va sumando. Lo que tratamos de hacer es que la canción no sea música algo así como ‘música tal integrante y letra tal integrante’, sino que al final todos nos involucremos en el proceso para que la canción termine siendo hecha por Aeropod; queremos darle una personalidad a la banda. Este fin de semana hemos estado grabando voces para algunos demos, para esta, por ejemplo, primero nació la letra, rarísimo para nosotros.
En sus canciones también juegan mucho con el estéreo, haciendo que los instrumentos suenen en cada oído independientemente y creando un ambiente musical muy rico. No es algo con lo que experimenten muchos artistas, ¿Cómo se les ocurrió?
Luis: Este es un tema que viene de la mezcla y, debo reconocer ahí que, al menos en nuestros últimos temas, Antinori, nuestro ‘mixer’, es un cerebro más. Nosotros siempre le entregamos nuestra música y él nos da una propuesta en base, a lo que conversemos. De hecho, ahí también tiene mucho que ver Alexander, el guitarrista, que también ve bastante el tema de la postproducción.
Viaje
¿Qué tal les parece Huancayo?
C: La ciudad es acogedora, el público responde muy bien y sentimos que hemos conectado mucho, no solo de forma emocional, sino también personal: a la gente le gusta nuestra música y a nosotros nos gustan ellos.
L: Cuando llegamos fue curioso porque, ni bien bajamos del bus, subimos al taxi y el flyer del evento estaba en todos lados. Fuimos por la plaza y también estaba pegado en todos lados.
¿Ya se están acostumbrando a salir de Lima?
L: La primera vez que salimos fue La Oroya, antes de pandemia, creo que fue en el 2019. También hemos estado en Huancayo en septiembre del año pasado, y ahora este mes. Curiosamente la gente que nos vio en La Oroya, se ha movido a Huancayo en la fecha de los dos festivales en los que hemos estado.
Hubo una tocada en el bar Wayta un día antes del festival, fue un formato bastante íntimo. Ustedes se presentaron con versiones acústicas de sus canciones. ¿Cómo así se animaron a ir?
L: Ya estábamos en Huancayo y los organizadores del Rock n’ Love también organizaban esa tocada. Nosotros estábamos abiertos a cualquier posibilidad de mostrar nuestra música en Huancayo, así que fuimos. En septiembre también tocamos ahí después del otro festival, pero sentimos que en esta última vez, el público se sabía más las canciones.
Ahora que conocen mejor a las bandas, ¿Qué opinan de la escena local?
L: La primera vez que fui, escuché bastante a Horny Bub’s, y esta última fecha escuché a Sharliee & la Paranoia, donde canta Allison, quien además se ha hecho amiga nuestra. ¡Además de que nos gusta su música, son personas súper chéveres y amables! Ahora que ha ido Infiltrados en Marte de Chiclayo, también nos hemos hecho amigos. Más allá de que podamos tocar juntos, creo que uno aprende bastante de los artistas con los que comparte. Eso suma un montón.
C: Están sacando adelante a la industria en la ciudad y nos encanta que no solo de forma local, sino que también sea más descentralizado, como lo que hizo el festival al traer bandas de Lima, Ayacucho, Chiclayo. Eso hace que se formen lazos, y nos enriquece no solo a nosotros, sino a toda la escena de Huancayo.
Futuro
¿Tienen más planes para tocar en estas fechas?
L: Por el momento, no. Estamos en conversaciones con algunos organizadores por ahí, pero todavía no hay nada confirmado.
¿Cuál es su visión a largo plazo?
C: Algunos lo ven como “queremos llegar hasta los Grammys” o “queremos llegar hasta tocar en tal lugar”. Nosotros no vemos a la música como una meta, sino como un camino en el cual queremos hacer muchas cosas. No solo por ir a algún lado. Para nosotros es súper interesante poder compartir con el público, conocer a las personas, conocer ciudades, nuevas temáticas, nuevas canciones, sacar un EP, un álbum. Creo que por ahí va nuestro objetivo.
¿Y qué es la música para ustedes?
C: Para mí la música es vida, diversión, retroalimentación. A veces, la gente tiene esa perspectiva de que el artista está arriba y el público está abajo, pero en realidad están iguales. Uno comparte mucho, se conecta mucho con las personas.
L: Para mí es una vía de escape. Una salida de todo lo que sucede en el día a día. No solo al hacerla sino simplemente con escucharla. Creo que la persona que hace música lo hace para un público, pero al final también lo hace para sí mismo. La idea es hacer algo que te guste a ti y en lo cual tú estás reflejado. Que puedas plasmar lo que eres, al menos en ese momento.
¿Por ejemplo?
L: Un ejemplo, Los Jardines, que hicimos en el 2017. Yo la escucho y recuerdo muy bien cómo nació esa canción y a partir de qué y, aun así, sigue siendo parte de lo que somos ahora, como algo que siempre va a estar. Eso es lo bonito de la música: tu propia creación, se va a quedar siempre ahí, a pesar de que ya no estés.
¿Y qué creen que es lo que aportan ustedes a la música?
C: Diría que es el brindar nuestras emociones al servicio del público y poder conectar con eso. Nos ha pasado a veces que nos dicen: “Oye, he escuchado tus canciones cuando he tenido un rompimiento amoroso y la verdad es que me han ayudado” o “la verdad es que han hecho de que estén aún más en la lona, pero lo sentía propio, lo sentía mío”. Que las personas pueden reconocer en las canciones sus propias emociones es bastante lindo, y creo que esa es nuestra contribución hacia la música.
Política
Ya para ir finalizando, hay que salirnos un poco del tema musical, ¿Qué piensan de la política? ¿Debería renunciar Dina Boluarte?
C: Creemos que Dina Boluarte no está muy capacitada para tomar decisiones políticas y sí, la verdad me parece que venimos de una crisis desde ya unos cinco, seis o siete años. La verdad es que Boluarte está siendo una decepción para todos, pero Castillo también ha sido una decepción, y las otras opciones también lo son. Entonces, el camino parece mucho más complicado que decidir si Dina renuncia o no renuncia. Me parece que es algo mucho más profundo sobre poder tener organizaciones políticas mucho más serias que permita representarnos y que no sean solo cunas de mafias.
¿Y sobre las últimas protestas?
C: Siempre hemos utilizado nuestros canales digitales para compartir los abusos que ha hecho la policía en estos últimos meses, y tratamos de compartir el dolor que está teniendo el pueblo, que al final también somos nosotros mismos. Realmente nos indigna todo esto.
¿Cuál es el papel de la música en los conflictos sociales?
L: De hecho, la música nunca va a ser apolítica. A lo largo de todos los años, sé que no pasa con todos los artistas, pero uno se siente identificado con el pueblo, con la gente que está en la calle manifestándose por lo que considera justo. El artista, si se siente reflejado en eso, va a dar su apoyo; y su música siempre va a estar con ese sentir impregnado.