Los fenómenos climáticos extremos acorralan a los agricultores de Tayacaja, en Huancavelica. La prolongada sequía afecta más de 800 hectáreas de este sembrío, en el distrito de Pazos, considerada la ‘Cuna de la papa nativa’.
De acuerdo con las autoridades, la situación es de suma preocupación entre los agricultores, dado que la comercialización de este cultivo es su principal sustento económico.
Según el subprefecto de Pazos, Ronald Gutiérrez Romero, los sembríos en los poblados de Aymara, Chuquitambo, Carampa, entre otros, está comprometida y, en algunos casos, las secuelas son irreversibles.
Varios agricultores, atraídos por el alto precio en el mercado, apostaron a gran escala por la papa sin imaginar el revés. Incluso, algunos como Felicita Pérez Gutiérrez, de 56 años, obtuvieron préstamos del banco para alternar su sembrío con olluco.
En diálogo con Huanca York Times, Pérez contó que se prestó S/ 4 800 para esta campaña. Adquirió abono para recuperar su parcela. Pero la helada que cayó la madrugada de este viernes, terminó de lapidar sus sueños.
“La sequía nos venía golpeando duro, pero la helada nos ha matado. La situación es una tragedia en la ‘Cuna de la papa nativa’”, explica el subprefecto Gutiérrez Romero, luego de visitar a varios hombres del campo.
“Unas parcelas estaban sobreviviendo en el paraje de Jalluchaca, pero hoy amanecieron con las hojas plomas, decaídas. Es muy difícil recuperarlo. No sabemos qué vamos a hacer”, se lamenta la autoridad.
La disminución de la producción podría ser muy drástica, que se notará al momento de la cosecha. “Si es que da, en el mejor de los casos, serán papas pequeñas, chiquitas”, apunta Gutiérrez.
Lagunas se secan
Este medio llegó al centro poblado Aymara y constató que es uno de los más afectados por la sequía en Pazos. El incesante veranillo ha secado la laguna artificial de Millpo, que los abastecía de agua. Los animales bebían el líquido que recorre el pueblo. Ahora los pastores tienen que llevar el ganado hasta otras lagunas ubicadas a más altura.
Edith Pérez, otra campesina de Pazos, contó que sus animales mueren en su estancia por el sofocante calor del día. “Por el calor han aumentando las garrapatas y están terminando a mi ganado”, contó entre sollozos.