Faltan apenas dos semanas para elegir a los nuevos gobernadores regionales, así como a alcaldes provinciales y distritales. Y la verdad, confieso, no sé por quién votar.
Pese a los esfuerzos que hacen las autoridades electorales por inyectar interés en los votantes por el próximo proceso electoral, la frialdad y la indiferencia se imponen entre la gente. No se siente ni se percibe ilusión, no hay entusiasmo ni esperanza de que las cosas mejoren con las nuevas autoridades a elegirse.
Pareciera que la gente se siente resignada a que venga quien venga todo seguirá igual. La corrupción seguirá campeando, la basura regada por doquier, nada indica que podrá resolverse el grave problema de la falta de agua potable, cada día que pasa el comercio ambulatorio va “in crescendo”, las calles y avenidas son un caos por el crecimiento urbanístico y del transporte de manera desordenada, perros callejeros que agreden y contaminan, decenas de obras paralizadas y otras mal hechas, etc, etc. Son tan grandes los problemas que generan incertidumbre y difícil de creer que el gobernador y los alcaldes que vengan puedan resolverlos.
“El problema se agrava, precisamente, porque vemos candidatos trasnochados que fracasaron y robaron cuando ya fueron autoridades y funcionarios. La gran mayoría de candidatos, si bien no tienen todavía sentencias, afrontan denuncias y juicios por distintos delitos”
En medio de estas elecciones sub nacionales insípidas y cargadas de resignación, la última encuesta de IPSOS señala que casi el 80% de votantes aún no deciden su voto en el caso del gobierno regional. El 72% respecto a los municipios provinciales y el 67% en las municipalidades distritales.
Y es que el problema se agrava, precisamente, porque vemos candidatos trasnochados que fracasaron y robaron cuando ya fueron autoridades y funcionarios. La gran mayoría de candidatos, si bien no tienen todavía sentencias, pero afrontan denuncias y juicios por distintos delitos. La pregunta entonces es por quién votar, si casi todos se hallan sin solvencia moral ni ética. Tendremos que buscar con lupa a alguno de ellos que nos convenza.
Pero nuestro pueblo es también medio masoquista, carece de memoria. La primera vez eligió a Cerrón con el lápiz y pese a que no fue un buen gobierno lo volvió a reelegir por segunda vez con todas las consecuencias que ahora nos acarrea. Parece amor serrano, “más me pegas más te quiero”.
Existe un detalle que tal vez pueda suceder. Se trata de la posibilidad que se dé una alta cantidad de votos blancos y viciados como una expresión de protesta del electorado. Sin embargo, pese al desaliento otras voces llaman a no perder las esperanzas. Hay que mantener la fe, pues “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante”.