La orquesta folclórica Parrandera Perú despidió, entre tristeza y alegría, a su integrante más joven, el violinista ayacuchano Yordi Clisman Chávez Palomino, de 17 años. El muchacho inicia estudios de Medicina en la Universidad Científica del Sur, con el objetivo de convertirse en médico y regresar algún día a La Mar para mejorar la atención de salud que conoció durante su niñez y adolescencia.
“Fue una bonita sorpresa. Estábamos tocando en el Festival de la Tunantada, en la plaza de Pachascucho, Jauja, cuando mis compañeros me dedicaron un momento en el descanso para despedirme. Era mi última presentación y fue un gesto inolvidable”, recuerda emocionado.
El 18 de agosto, el director de la orquesta, Augusto Bendezú Yalli, y otros músicos le dirigieron unas palabras, “Enfócate en tus estudios, Clisman. No hagas preocupar a tus padres. Estamos orgullosos de ti y cuentas con nuestro apoyo en lo que necesites”.

Yordi recuerda que al terminar el colegio, con apenas 16 años, viajó a Lima, gracias a una beca por su rendimiento académico. Poco después fue convocado para integrar Parrandera Perú. Durante cinco meses combinó ensayos y presentaciones con sus responsabilidades académicas. “Me sentí triste porque ya no íbamos a compartir momentos de trabajo ni la vida de la música, los viajes, las costumbres. Pero también me sentí orgulloso de lo que estaba logrando y agradecido por las muestras de cariño”, relata a Huanca York Times.
En la orquesta lo llamaban “Clisman” y él destaca la disciplina de la orquesta limeña, “Parrandera Perú es toda una institución musical, con reglamentos, normas y orden. Fue una experiencia muy bonita”, asegura.
Aunque pensó en dedicarse completamente a la música, en cuarto de secundaria decidió que su futuro estaría en la Medicina. “En La Mar veía postas sin medicinas, la ausencia de profesionales con vocación de servicio y la falta de recursos. Me pregunté, ¿será posible cambiar esta realidad? Leí mucho sobre Medicina y decidí que sería mi camino para servir a los más necesitados”, explica.
[La cariñosa despedida de sus compañeros del joven cachimbo de Medicina]
Su relación con el violín comenzó a los 14 años, cuando su padre, el arpista solista Dionisio Chávez Quispe, le regaló su primer instrumento. “No lo esperaba. Llegué del colegio y ahí estaba mi papá con el violín. Con él escuchaba música huanca y siempre le decía qué bonito sonaba. También me gustaba Vivaldi. Creo que por eso me lo regaló”, recuerda.
Su primer maestro fue el violinista ayacuchano Alejandro Yucra Solís. Desde entonces aprendió a organizar su tiempo para no descuidar ni el colegio ni los ensayos. “Tocaba feriados, sábados y domingos. Llegaba del colegio, ensayaba y luego hacía mis tareas. Todo es posible con organización”, afirma.
Admirador del huancaíno Zenobio Dhaga Sapaico y del clásico Antonio Vivaldi, formó parte de diversas orquestas típicas, Presidenciales de Ayacucho, Águilas de Huamanga, Selecta Folklórica y finalmente Parrandera Perú.
Es el único hijo varón de una familia con tres hermanas. Su madre, Amanda Palomino Urbano, ama de casa, se declara orgullosa de él. Yordi también aclara que la vida del músico no necesariamente está ligada a la bohemia, “En la música he conocido más artistas con vida sana y tranquila que bohemios. En Parrandera había reglas y se cumplían”.
Ahora, como estudiante de Medicina, asegura que el violín seguirá acompañándolo, aunque no en una orquesta. “Medicina demanda tiempo. Quizá en vacaciones toque de nuevo, pero el violín siempre será mi refugio. Me ayuda a despejar la mente y aliviar el estrés. Incluso lo recomendaré a mis pacientes”, dice.
Así, el joven violinista que conquistó el cariño de la música folclórica se despide de los escenarios para cumplir un sueño mayor, convertirse en médico.


