Era de noche, el 18 de octubre de 2024, cuando Giulio Fregnan (55), un ciudadano italiano, caminaba de regreso a su hospedaje en Chilca tras haber bebido unas copas de vino. No conocía bien la zona y estaba desorientado. De repente, un sujeto lo interceptó, lo siguió por unos metros, le dio una patada con fuerza y lo derribó. El golpe fue brutal: cayó de costado sobre el filo de la vereda y no pudo levantarse del todo. El agresor le robó el celular y huyó.
Gravemente herido, Giulio logró reponerse y siguió caminando, a pesar de tener una costilla rota incrustada en uno de sus órganos y estar desorientado. Llegó hasta el centro poblado de Huayllaspanca, en el distrito de Sapallanga, pero no logró pedir ayuda. Fue hallado muerto horas después.
Según informó la Policía Nacional del Perú (PNP), meses más tarde se logró identificar al autor del ataque: Luis Alejandro Albornoz Gil, venezolano de 28 años con antecedentes por robos y asaltos a hostales en Huancayo. Las cámaras de seguridad registradas cerca de la avenida Ferrocarril, en Chilca, fueron claves para dar con él, permitiendo reconocer sus características antropofísicas, incluida su barba crecida.
Fue detenido el 22 de marzo de este año en un hospedaje donde se escondía junto a dos cómplices. Llevaba una réplica de arma de fuego y un cuchillo. Actualmente cumple prisión preventiva mientras la justicia lo investiga por robo agravado.