En el vasto y variado panorama de la literatura de nuestro país, la figura de Rafael de la Fuente Benavides, Martín Adán (Lima, 1908–1985), ocupa un lugar de relieve, sobre todo, por la enorme dimensión estética de su poesía: profunda, inquietante, oscura, hermética. No obstante, su primer texto publicado, La casa de cartón (1928) —libro de corte vanguardista, contemporáneo de la obra de autores latinoamericanos como Felisberto Hernández, Pablo Palacio y Macedonio Fernández— ha sido y es su trabajo artístico más popular, tanto por la admiración que suscitaba la precocidad de su autor como por su admirable renovación de la prosa de su tiempo.
Desde los juicios inaugurales de Luis Alberto Sánchez y José Carlos Mariátegui, La casa de cartón ha sido motivo de numerosos estudios críticos. Los investigadores han abordado diferentes aspectos del libro. Uno de estos puntos es su precisión con respecto al género. ¿Se trata de una novela breve, es un poema novelado o es un conjunto de relatos o estampas con prosa poética que no muestran mayor vínculo secuencial entre sí? También se ha reflexionado con respecto a distintas cuestiones retóricas y es que, en efecto, como bien han apuntado autores como Javier Sologuren, Estuardo Núñez o Antonio Melis, el primer libro de Martín Adán muestra una riqueza estilística descollante. Y es por este sendero que transita también, principalmente, el aporte que Eduardo Arce Tello realiza con su libro Balance crítico de La casa de cartón (Edición del autor, 2024).
En su libro, Arce Tello pone énfasis, con acierto, en el carácter de ruptura, en el aspecto renovador y provocador de la novela de Martín Adán y en cómo repercute en el lector la nueva propuesta narrativa que trae consigo La casa de cartón. Sobre el punto, Arce afirma:
“Es un libro provocador, porque incita al lector a mirar la literatura con nuevos ojos; cuestionador de las clásicas formas narrativas que son puestas contra la pared y en respuesta presenta formas novedosas de narrar y, por último, es también renovador, porque las tradicionales formas de narrar y en desuso, son remozadas paródicamente, a lo que se suma el arte de composición que semeja una excepcional relojería” (p. 58).
“Estamos frente a un libro ambicioso que denota rigor académico y un esquema didáctico en su exposición”.
No obstante, Eduardo Arce no se queda en una crítica impresionista que bordea someramente diferentes temas, sino que, a través de una mirada más reflexiva, realiza un primer acercamiento al ambicioso proyecto de configurar un balance crítico completo de la primera obra de Martín Adán, a la que considera un libro de “ruptura” —según entiende el término, el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz en su libro Los hijos del limo. En su trabajo de investigación, Eduardo Arce reflexiona sobre aspectos del plano de la historia de La casa de cartón como los temas, los personajes, así como la presencia del humor y la ironía. Cuando analiza cuestiones del plano del discurso se apoya en algunas categorías de la retórica y de la narratología, sobre todo, en las planteadas por Gérard Genette en su libro Figuras III.
Pero el aporte principal del libro de Eduardo Arce Tello radica en proponer algunas ideas y categorías de análisis para desentrañar con mejores resultados algunos rasgos esenciales del libro de Martín Adán. En esta línea, consideramos que su mayor acierto consiste en proponer el concepto de “transmutación”. Para Eduardo Arce, gracias al empleo de la transmutación “cambian de apariencia diversos hechos, sucesos, personajes (…) Y para regocijo del lector estas mudas se hacen patentes en expresiones originales que muestran un uso novedoso del lenguaje”. Y, profundizando en su propuesta, Arce enumera algunas formas de transmutación con sus respectivos ejemplos muy bien elegidos.
Estamos frente a un libro ambicioso que denota rigor académico y un esquema didáctico en su exposición. Pone el foco de atención en diferentes rincones ya transitados por la crítica literaria y abre nuevas puertas de interés para posteriores estudios que busquen profundizar en el recorrido crítico de algún aspecto del texto narrativo de Martín Adán. Sin duda, Balance crítico de La casa de cartón es, al mismo tiempo, un merecido homenaje a ese texto juvenil, lúdico, original y cautivante que es La casa de cartón de aquel joven y brillante Rafael de la Fuente Benavides, Martín Adán.