Un delicado temblor o el camino a la destrucción de Filonús Gonzáles

Comentarios sobre la primera novela del escritor peruano César Augusto López.
César Augusto López en una instantánea en el centro de Lima. (Foto: Wilber Huacasi)
Fernando Carrasco Nuñez
Fernando Carrasco Nuñez
Escritor
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César Augusto López (Callao, 1986), egresado de la especialidad de Literatura de la UNMSM y magíster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Federal de Minas Gerais (Brasil), ha decidido usar heterónimos —a la manera del poeta portugués Fernando Pessoa— para firmar sus publicaciones. Así, el año 2004 publicó el poemario O, bajo el seudónimo de Octavio Mermao. En esta ocasión, publica una suerte de novela breve titulada Un delicado temblor y firma con el nombre de Filonús Gonzáles.

Un delicado temblor (Vitaqura Editores, 2023) es un libro insular donde la narración de algunos acontecimientos importantes se acompaña de un conjunto de descripciones de escenarios sórdidos y sensaciones dramáticas y del fluir incesante de una serie de ideas sugestivas que por momentos se tornan oscuras, herméticas. En esta primera novela, de corte experimental, que firma Filonús Gonzáles, convergen la narración, el tono ensayístico y sentencioso y la prosa poética.

En el libro Un delicado temblor nos hallamos frente a personajes nocturnos y apasionados que le temen al fluir incesante del tiempo y se debaten entre la vida y la muerte. Apenas una delgada línea blanca separa una orilla de la otra. Al mismo tiempo, se retrata el contrapunto crítico de estos días entre el individuo y el conjunto, la soledad y la vida colectiva, el sufrimiento íntimo y el goce desenfrenado en el tumulto. Además, de manera sutil e irónica, se sugiere la contraposición entre la sed y el diluvio, la desgracia íntima frente al jolgorio de la masa, festiva e indiferente: “Nadie quiere tocar esta forma triste de crisálida abandonada hace semanas a su mala suerte, demasiado frágil, insoportable de contemplar para la vida que prefiere diversión perpetua, que prefiere un desfile de músculos vivaces” (p. 12).

“La sed, a lo largo del libro, es una metáfora también de nuestras privaciones que a nadie le importa y del deseo de obtenerlo todo en la vida”

En la novela Un delicado temblor asistimos a la exposición de una persona que agoniza, sedienta y solitaria, como un delicado temblor sobre una vieja cama mientras el mundo gira en un torbellino de música y cervezas y todo tipo de excesos. Acompañamos a un hombre que visita un burdel en busca de ese amor artificial que nos hace falta para sentir que aún perduramos en el universo. Es un amor que se compra como un alivio para nuestra orfandad y vehemencia. En estas páginas, conocemos la angustia y horror de una mujer que entrega su cuerpo para sobrevivir en un país lejano con la intención de ayudar a su familia empobrecida. Migramos o huimos también, de un punto a otro, al lado de muchos animales que se ven amenazados en un mundo que es destruido frente a sus ojos, que se disuelve de manera apocalíptica: “Pelear no es una alternativa saludable. Peregrinación cansada es el signo de este tiempo gris…” (p. 79).

En casi todas estas situaciones, el sexo aparece como una balsa de salvación o un paliativo fugaz ante la soledad y la monotonía para algunos y contra la carencia y la angustia para otros. La sed, a lo largo del libro, es una metáfora también de nuestras privaciones que a nadie le importa y del deseo de obtenerlo todo en la vida. Incluso, la escritura es propuesta como una puerta de escape, pero esta también resulta ilusoria y fallida.

Existe una actitud lúdica y de denuncia subyacente en las páginas de este libro que firma Filonús Gonzáles donde al final se impone la insania del hombre y la ira definitiva de la naturaleza.

En síntesis, estamos frente a una novela que retrata la condición del hombre de nuestros tiempos, carente de amor, sumido en el caos, la soledad y el desamparo, al punto que el sector hegemónico se muestra cada vez más interesado en seguir depredando el planeta en su avidez por obtener mayores riquezas. La novela pone en relieve este deseo enfebrecido de los grupos de poder por consumir todo lo que nos rodea como en una suerte de suicidio que nos arrastra a los demás de manera trágica e irremediable.