Marlén Almerco y Leandro Javier son dos adolescentes de 16 años del cuarto año de secundaria al Colegio de Alto Rendimiento de Junín, quienes han asumido el reto de “crear vida en un planeta donde no sea posible realizar fotosíntesis, sino quimiosíntesis”, un mecanismo usado por organismos que carecen de la luz solar para generar energía y alimentarse.
Es el reto que pretenden resolver y presentarlo al cabo del segundo día de la hackathon NASA Space Apps Challenge, que este año busca soluciones tecnológicas aplicadas a sectores clave como la agricultura, la educación o el medio ambiente, utilizando datos abiertos de la NASA.
El reto que Marlen y Leandro desarrollan es uno de los 20 desafíos de la competencia internacional, centrado en el tema “El Sol lo Toca Todo”.
“La quimiosíntesis es el mecanismo que utilizan algunos organismos terrestres que no tienen acceso a la luz solar para generar energía; son las procariotas, como bacterias y arqueas, que utilizan recursos y nutrientes de las fumarolas y cuerpos de agua fría en el mar profundo”, explica Marlén, un chico proveniente de Cerro de Pasco y ahora comparte una sala de la Universidad Continental de Huancayo, donde organizados por equipos, alrededor de cien innovadores desarrollan sus propuestas tecnológicas.
Marlén y Leandro, amigos en el colegio, son ahora equipo. Ambos han diseñado un hipotético planeta, parecido a la tierra, donde la vida debe comenzar con organismos privados de luz solar, por eso no podrán realizan fotosíntesis, sino quimiosíntesis para nutrirse y evolucionar.
Leandro ha ideado un árbol taxonómico para estos organismos, que usarán amoniaco y nitrito para generar energía, y de las especies que podrían surgir.
“Si bien el sol es necesario para el desarrollo de la vida en nuestro planeta, es decir, las plantas necesitan hacer fotosíntesis para generar su propio alimento, y los animales necesitan luego de las plantas, ¿qué pasaría si no hubiera sol? Bueno, nuestro reto es plantear un tipo hipotético de vida que no dependa del sol, sino de aprovechar el calor de fumarolas que están debajo del mar, por ejemplo”, dice Leandro, proveniente de Jauja.
Para enfrentar el reto, los jóvenes se inspiran en el cushuro, unas algas comestibles que crecen en lagunas en las zonas altas del valle del Mantaro. “Pero en realidad son un solo tipo de bacteria, no tienen gran complejidad. Son las bacterias nostoc que para vivir forman colonias que les permiten alimentarse”, explica Leandro.
Estas bacterias nostoc viven en condiciones extremas. Realizan fotosíntesis. Pero el organismo que Marlén y Leandro quieren crear debe usar la quimiosíntesis y comportarse de manera similar a las nostoc.
Así como estos adolescentes aceptaron el reto de la NASA Space Apps Challenge, otros 700 innovadores se inscribieron a esta competencia y alrededor de 300 de ellos fueron clasificados para participar en la etapa local, organizado por las sedes de Arequipa, Ayacucho y Huancayo de la Universidad Continental.
Ahora, en noviembre, tras la calificación de la NASA, se conocerán qué ideas pasan a la etapa nacional y luego a una global, explica Jesús Erquinio, gerente de transformación digital de la Universidad Continental.
“Luego, quien resulte ganador, podrá ser acreedor a la implementación de su proyecto como tal, acompañado por el equipo de la NASA”, dice Erquinio.
La NASA anunciará los resultados el 29 de octubre.