Cuatro instituciones que tienen que ver con el periodismo acaban de firmar un “Convenio institucional de alianza estratégica para fortalecer el rol de la comunicación social”. Dos de ellas de carácter deontológico profesional, como son el Colegio de Periodistas Junín Huancavelica y el Colegio de Relacionistas Públicos Junín, y los otros dos de carácter gremial sindical, como son el Centro Federado de Periodistas de Huancayo y la Asociación Nacional de Periodistas Huancayo.
Los objetivos son loables y bien intencionados, pues, según señalan, buscan unir esfuerzos para promover el desarrollo profesional y ético del periodismo, fortaleciendo su papel con un enfoque de responsabilidad social.
Hoy, leemos y escuchamos que se cultiva un periodismo con carácter informativo y a la vez comercial. Incluso, salvo algunas excepciones, más de las veces prima lo segundo antes que el primero. Ello distorsiona, precisamente, no solo lo ético, sino también la responsabilidad social en el ejercicio de la profesión.
Desde hace más de treinta años la UNCP viene formando académicamente comunicadores sociales. Poco a poco ya se van extinguiendo los denominados “periodistas prácticos”, que vienen desde inicios del siglo XX.
Sin embargo, la formación académica no necesariamente garantiza que un profesional cumpla su trabajo con valores éticos. Eso sucede en todas las profesiones. Pero en el periodismo la cosa es más delicada, porque la información y opinión periodística llega todos los días a millones de personas con una fuerte influencia no solo en el manejo informativo, cultural, sino también emocional.
De allí deviene el poder que poseen los medios de comunicación, ya sean de carácter impreso, radial, televisivo y en las redes sociales.
Por lo expuesto, pienso que esa alianza estratégica tiene que ir más allá de la sola capacitación y actualización profesional. Un periodista se identificará con su institución en la medida que, también, reciba determinados servicios que contribuyan en su bienestar y calidad de vida.
Pero, además de eso, hay una obligación periodística de hondo carácter social que trasciende a la noticia. Se trata, también, de la obligación de orientar a la ciudadanía en sus opciones políticas, económicas y culturales de manera profesional e independiente, manteniéndose ajena a presiones o intereses de carácter comercial.
Por ejemplo, cómo orientar a nuestro pueblo a que no siga votando en las elecciones a favor de gente incapaz, indeseables y hasta delincuentes.
Dicen que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Lo veremos en la práctica.