Aychana se convirtió en comunidad vicuñera en 2011 con cien primeros animales traídos de Óndores

Aychana, una de las 5 mil 717 comunidades reconocidas como víctima colectiva de la violencia interna, se ha convertido en cuidadora de vicuñas en semi silvestría. También integrante del Área de Conservación Regional Huaytapallana, realizó el chaccu y esquila para aprovechar la fibra de vicuña.
Las primeras vicuñas llegaron a Aychana como reparaciones colectivas. [Foto: Kattya Lázaro]
Percy Salomé
Percy Salomé
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Hasta el 2011, en las alturas de la comunidad de Aychana, en el distrito de Comas, en la provincia de Concepción, no había un solo ejemplar de una vicuña. Los comuneros se dedicaban a la agricultura y a la crianza de ovejas y vacas.

Dos hechos los llevaron convertirse en una comunidad vicuñera: Al ser calificada como víctima colectiva de la violencia interna, el Estado dispuso de S/ 100 mil como reparaciones que debían ser invertidos en actividades productivas o en la reposición de infraestructura destruida por elementos subversivos o agentes estatales. Al mismo tiempo, fue una de las comunidades incluidas en el Área de Conservación Regional (ACR) Huaytapallana, creada en julio de 2011.

Así, con el asesoramiento de la gerencia regional de Gestión de Recursos Naturales, los comuneros compraron las primeras 120 vicuñas de Óndores, el distrito de la provincia de Junín, conocida por su tradición vicuñera. Los animales trasladados a Aychana, una de las comunidades de la cuenca del río Tulumayo, fueron instalados en aproximadamente 15 hectáreas delimitadas previamente para el manejo de los pastos naturales.

Al año siguiente, un segundo lote de otras 120 cabezas llegaron a Aychana, esta vez como parte de un proyecto de vicuñas del Gobierno Regional de Junín, entidad que tiene bajo su administración el ACR Huaytapallana.

“Así tuvimos 240 vicuñas para empezar. Ahora contamos con 1600 cabezas”, cuenta orgulloso don Serapio Aliaga Mendoza, el presidente de la comunidad. “Es muy difícil contar a las vicuñas, pero siempre vienen técnicos a contar”, dice.

En tanto, él y otros comuneros y comuneras reciben con un caldito de cabeza a los visitantes que han llegado a las faldas del nevado Verdish, parte de la cadena del Huaytapallana, para presenciar un nuevo chaccu y esquila de estos camélidos sudamericanos, propios del Perú. 

La comunidad de Aychana aún no cuenta con un espacio construido ni el equipamiento para darle el tratamiento a la fibra esquilada. Lo venden a compradores del extranjero, así “sucio”, a 280 dólares el kilo. Si le dieran un mejor tratamiento, les pagarían 1500 dólares por fibra limpia y fina.

“He estado en Pampas Galeras, en Lucanas, Ayacucho, y allí le dan el tratamiento de la lana de la vicuña. A eso queremos llegar”; es el  anhelo de Serapio. 

En años anteriores lograron recolectar entre 40 y 48 kilos de fibra de vicuña. Esta vez lograron capturar aproximadamente 800 animales en el chaccu; y es motivo de celebración con orquesta, cantora de santiagos, violín y yungor.

Aychana, una voz quechua, significa lugar de carne, en castellano. Los comuneros han preparado un rico asado con carne de alpaca, que también crían, para todos los visitantes, con papas cocidas en hornos de piedra.

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