Se habla hasta el hartazgo sobre el suspendido regidor de la Municipalidad Distrital de El Tambo, Luis López Bastidas, denunciado por el presunto delito contra la libertad sexual en agravio de una escolar de trece años.
En realidad este es un problema en el que lo minúsculo se esconde bajo la superficie. Lo grande esconde a lo pequeño. Tanto en lo moral como en lo político, porque ambos van agarrados de la mano.
Lo de López es un caso más de la podredumbre moral de la política, expresado en politiquería. Son esa clase de gente que nosotros mismos venimos eligiendo como autoridades desde hace mucho tiempo.
Los medios de comunicación informan todos los días de autoridades ladronas, coimeros, violadores, balaceras y crímenes en fiestas, mochasueldos, vendettas, alcaldes juergueros y hasta aprovechadoras de joyas a cambio de “vender” presupuesto.
También un Congreso mafioso que hace y deshace en función a sus intereses. Una alianza miserable entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Es inconcebible tanta corrupción y el tráfico político con bienes públicos.
Pero no solo se trata de personas. Los principales responsables son esos mal llamados partidos políticos, incapaces de realizar estrictas evaluaciones ni filtros en las candidaturas. Se lleva a indeseables o a cualquier clase de gente para regidores, consejeros, congresistas y hasta para presidente de la República.
Quién acogió a López para regidor; el partido de la naranja, pues, en la lista de Julio César Llallico. Quién escogió a Dina Boluarte; Perú Libre de Vladimir Cerrón. Quienes acogieron a todos esos sinvergüenzas del Congreso. Pues esos partiduchos que allí empollan.
Y es que en el Perú no existen auténticos partidos políticos. Una dura tarea por construir.
