El nacimiento de Jesús más grande del valle del Mantaro vio la luz en 1993, en la parroquia de Sicaya, con el padre Willy Rodríguez, “un sacerdote chinito a todo dar”, quien utilizó un área de más de 500 metros cuadrados para simbolizar la llegada del niño Jesús en la selva, la sierra y la selva del Perú.
Han pasado 30 años desde aquella primera hazaña y este año los sacerdotes Wilner Coral, Rubén Lazo y Fernando Rodríguez continúan con la tradición: más de 20 jóvenes bajo la dirección del hermano Eder Cubas, recrearon los momentos previos al nacimiento de Cristo, como la anunciación a María o la fuga de José y María a Egipto, seguido del pesebre con Jesús ya nacido, y los reyes magos que homenajean al niño, salvador del mundo.
Esta vez es posible encontrar la casa de Papá Nel y Mamá Noela en un ambiente de nieve. En la sierra, un socavón minero dentro del cual el tesoro más importante es el niño Jesús. En la costa, están representados los migrantes que poblaron los cerros de Lima, como El Agustino, y el caos vehicular. También una réplica de la iglesia San Francisco, un avión, un helicóptero, la playa y los animales del mar.
En la selva, la abundante vegetación, la diversidad de fauna y flora, las comunidades nativas, el Vraem también celebra a Jesús recién nacido.
Hay un espacio dedicado a la vida de los sicaínos en la agricultura y su participación en la historia, especialmente en la guerra con Chile; así como la llegada y presencia de la congregación de los Dominicos en la evangelización de Sicaya.
Para disfrutar de este nacimiento más grande del valle del Mantaro sólo debe dejar una colaboración de S/ 3.00, y podrá subir a la torre del campanario de la iglesia, que funciona también como un mirador de Sicaya, que permiten vistas impresionantes del valle, en un recorrido de 360 grados.
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