Sobreviviente de las torturas del Ejército en 1992, no pudo testificar en juico oral por el caso UNCP: falleció hace 9 meses

Miguel Ángel Cieza Galván fue detenido el 25 de agosto de 1992 y liberado con signos de tortura el 23 de setiembre del mismo año. Se refugió en Uruguay, regresó después de varios años al Perú. Trabajaba en Satipo donde falleció. Sus padres testificaron en el juico por el Caso UNCP.
Miguel Ángel Cieza Galván, víctima en el caso UNCP, falleció el 11 de febrero de 2023.
Percy Salomé
Percy Salomé
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Miguel Ángel Cieza Galván sobrevivió a las torturas que miembros del Ejército le infringieron en los 30 días que permaneció detenido en 1992, en el Cuartel 9 de Diciembre; contó su caso a organismos defensores de Derechos Humanos y al Ministerio Público, pero no vivió para contárselo al tribunal que juzga el Caso UNCP y que esta semana recoge el testimonio de familiares de las víctimas en Huancayo.

Miguel Ángel falleció a sus 53 años el pasado 11 de febrero de 2023 en Satipo, donde trabajaba en el almacén de la municipalidad de esta provincia, por un paro cardiaco. Si cuerpo trasladado a Huancayo, descansa en el cementerio de Umuto, en el distrito de El Tambo.

La mañana del 25 de agosto de 1992, el estudiante universitario y miembro del tercio estudiantil fue secuestrado. A su padre Óscar Cieza, entonces un policía en actividad, le negaron que estuviese detenido en alguna comisaría de la ciudad.

Don Óscar le dijo al tribunal que entonces dedujo que su hijo se encontraría en el cuartel 9 de Diciembre. Y lo comprobó: hizo amistad con un soldado a quien le entregó una foto de Miguel Ángel para que le ayudara a buscarlo dentro del cuartel. Cuando lo confirmó que su hijo estaba allí, denunció el hecho ante la entonces fiscal Imelda Tumialán Pinto, con quien concurrió al establecimiento militar pero nos les permitieron ingresar más allá de “tres calabozos” vacíos.

Óscar presionó con el mismo jefe de la Policía y la Fiscalía. Finalmente, Miguel Ángel fue liberado el 23 de setiembre, Día de la Juventud, en el puente Las Balsas, en Concepción, y caminó “cuatro kilómetros” hasta la casa de su tío en el anexo de San Luis de Yaico.

“Estaba con ropa de muerto, casi irreconocible”, testificó este miércoles su madre Olga Galván, al describir cómo encontró a su hijo. Por amenazas y los hostigamientos del que la familia era objeto, Miguel Ángel fue trasladado por sus familiares a una “invasión” en Lima. Luego, ayudado por el Centro de Acción Social (CEAS) y una periodista, salió del país a Uruguay.

Miguel Ángel regresó al Perú aproximadamente en 2015 y trabajó en el gobierno regional de Junín, en el periodo de Vladimir Cerrón. Luego se fue a trabajar a la municipalidad de Satipo como almacenero. Días antes de su fallecimiento, el 1 de feberero sufrrió el robo de la casa donde vivía.

“Mientras hacía mis prácticas en la morgue buscaba a mi hermano: lo la encontré”

En setiembre de 1993, la enfermera Zenaida Gómez realizaba sus prácticas en el hopital El Carmen y para sus tareas de medicina legal, ingresaba a la morgue de Huancayo. El día 19 de ese mes su hermano Javier, también estudiante de la UNCP, desapareció tras asistir a clases.

Como Zenaida escuchaba que los jóvenes que desaparecían eran encontrados muertos y llevados a la morgue, intentaba identificarlo entres los cadáveres que allí llegaban. Un lunar en el cuello y el estilo de su cabello eran las claves para reconocerlo. No lo halló hasta hoy.

“No saber dónde está es más doloroso”, le dijo a los jueces de la Cuarta Sala Penal Superior.