Jóvenes quieren irse del país

Somos un país enfermo y con pocas posibilidades de mejorar por lo menos en el corto plazo. Nuestros jóvenes están hartos de todo lo que ven y escuchan, frustrando sus deseos de desarrollarse en su propia patria.
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Jorge Ponce
Jorge Ponce
Periodista
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Muchas veces se ataca a otros gobiernos con interés político subalterno y hasta con saña por la migración de gente extranjera hacia el Perú, como consecuencia de la crisis económica.

Pero casi nunca se dice sobre la cantidad de nuestros connacionales, especialmente jóvenes, que quieren largarse del Perú si es que pudieran hacerlo.

Al respecto, la reciente encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) señala que en estos momentos el 47% de jóvenes peruanos quieren irse del país en busca de un futuro mejor, puesto que aquí no guardan esperanzas.

Es decir, seis de cada diez jóvenes se sienten frustrados y miran con desconfianza su futuro en el Perú. Pero, lo más grave es que en el grupo etario de jóvenes de 18 a 24 años el descontento sube al 60%. Le sigue con un 51% los jóvenes de 25 a 39 años.

Si es que se considera que el futuro de la patria recae, principalmente, en los jóvenes, entonces de qué futuro de país estamos hablando o visualizando.

Sin duda que la crisis económica con su secuela de falta de empleo golpea duramente al Perú. A ello contribuye la miseria de la corrupción y la ineficiencia con que se maneja al país a todo nivel. Tanto en el rango nacional, regional y local.

Esto grafica con crudeza que el tejido social del Perú se encuentra en un proceso de descomposición, somos un país enfermo y con pocas posibilidades de mejorar por lo menos en el corto plazo. Nuestros jóvenes están hartos de todo lo que ven y escuchan, frustrando sus deseos de desarrollarse en su propia patria.

Otro aspecto que lacera al país, actualmente, es la inseguridad ciudadana. Sobre ello la encuesta del IEP menciona que el 80% de peruanos manifiestan que se sienten muy inseguro o algo inseguro en las calles a causa de la delincuencia o del crimen organizado.

Los asaltos, la extorsión y el chantaje son pan de cada día, provocando un creciente temor en la ciudadanía, maniatando al principal componente de las fuerzas productivas, que es el trabajo. Como correlato se debilita el interés de crecer económicamente, perjudicando a la persona, a la familia y por ende al país.

En lo que se refiere al porcentaje sobre el aumento de la pobreza es, igualmente, sombrío, según la última Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística e Informática.

Finalmente, las constantes crisis políticas, los vergonzosos escándalos en lo que se ven inmersos las autoridades y la inestabilidad de las instituciones, ahuyentan la inversión extranjera y la baja del Producto Bruto Interno.