El alcalde de Huancayo, Dennys Cuba Rivera, soportó las pifias de un grupo de transeúntes que pasaban por la plaza Huamanmarca, cuando al término de la sesión solemne por el 451 aniversario de la Fundación de Huancayo se dirigía a presidir el desfile preparado para la ocasión.
Un ciudadano le increpó: “¡Huancayo no tiene planta de tratamiento! ¡Fuera Cuba!”. Dennys Cuba inició este 1 de junio el sexto mes de su gestión. No respondió y siguió su camino.
No es el primer caso. Los exalcaldes Alcides Chamorro Balbín y Carlos Quispe Ledesma, también pasaron por este tipo de rechazo ciudadano, pero al término de su mandato.
El domingo de resurrección del 2018, cuando se aprestaba a dar las palabras de bienvenida al Pascualito Huanca, el entonces burgomaestre Alcides Chamorro fue abucheado y pifiado por una multitud que le reclamaba la ausencia de obras de impacto y por los casos de corrupción que involucraron su gestión.
Presionado por la protesta, pronunció su discurso más breve, de 13 segundos, ya que los gritos de ¡fuera, fuera! y silbatinas no le dejaron seguir.
Cuatro años después, en 2022, otra vez en la recepción al Pascualito Huanca, Carlos Quispe Ledesma, alcalde que sucedió a Henry López, fue recibido con pifias. “¡Caradura!”, le gritaron y a los segundos terminó su intervención.
Desencuentro de ciudadanos y autoridades
Para el destacado sociólogo e historiador Nelson Manrique, con ensayos sobre la realidad sociopolítica del Perú, estas reacciones de la ciudadanía con pifias, abucheos, frases de rechazo, tienen como causa, “el desencuentro con las autoridades, la población no cree en los gobernantes y consideran que deberían irse, sean municipales, regionales y el Gobierno Central”.
“La pifiadera y abucheo grafican a una población que no se siente representada, son actitudes de rechazo y son parte de la crisis de representación”, puntualiza el intelectual huancaíno.
Manrique advierte que “el panorama podría ser peor porque la legitimidad de las autoridades va decayendo”. En el caso del Gobierno Central, se resolvería con elecciones en el corto plazo, pero a largo plazo continuaría el rechazo.