La reciente encuesta de opinión del IEP señala que el 77 % de peruanos rechaza la gestión de Dina Boluarte y el 90% al Congreso de la República. Pero a estas alturas del partido a quién ya le importa ese rechazo o qué sentido va tener frente a un gobierno dictatorial y de avasallamiento parlamentario.
Lo cierto es que la protesta social de mayor envergadura que se ha dado en el país durante los últimos decenios, fue sofocada y derrotada a sangre y fuego. Esta formidable movilización de masas que aunque se centró, principalmente, en el sur del país, ya que el centro y el norte se la pasaron mirando solo del balcón, se la recordará en la historia como una reacción espontánea e indignada de las regiones más pobres y postergadas del Perú desde hace cinco centurias de años.
La ultraderecha y sus socios han salido victoriosos. Con una Dina Boluarte apoltronada feliz en el sillón presidencial y un Congreso soberbio, que a todas luces se quedará hasta el 2026. Ambos gobernarán en consuno y de mutuo acuerdo sin ninguna clase de control político. Ya no habrá comunicados de la Contraloría, apertura de juicios por la Fiscalía, censura de ministros, ni pedidos de vacancia, menos adelanto de elecciones.
En este escenario, comenzó ahora la arremetida de las clases conservadoras. Las sentencias que acaba de emitir el Tribunal Constitucional, que en la práctica se ha convertido en un apéndice del Congreso, son la muestra más elocuente de una política reaccionaria. Veamos rápidamente lo esperpento de dichas sentencias.
“La ultraderecha y sus socios han salido victoriosos. Con una Dina Boluarte apoltronada feliz en el sillón presidencial y un Congreso soberbio, que se quedará hasta el 2026, ambos gobernarán en consuno y de mutuo acuerdo sin ninguna clase de control político”
1. El TC ha liquidado de un plumazo el control que la ciudadanía podía hacer al Congreso mediante el Poder Judicial, borrando así el contrapeso de poderes en un sistema democrático. Este tema se relacionó por la designación del nuevo Defensor del Pueblo.
2. El TC ha establecido que ahora los órganos electorales, como son el JNE, la ONPE y el Reniec pierden su neutralidad e independencia, y pasarán a ser controlados por el Congreso. Añoranza cara de la ultraderecha que se hace realidad, pues desde hace años ha buscado traerse abajo a las autoridades electorales y poner a otros a su medida.
3. La otra perla dada por el TC es una sentencia que amarra de brazos a la Sunat para cobrar millonarios intereses moratorios de las grandes empresas deudoras al Estado, perjudicando al país.
Para la expresidenta del TC, Marianella Ledesma, ha comenzado la destrucción de la institucionalidad del Perú, mediante la dupla Congreso-TC. No hay duda que los seis tribunos del TC están pagando el favor que les hizo este Congreso al elegirlos como tales. Y no nos olvidemos que en esta elección hubo un contubernio entre la derecha parlamentaria y Perú Libre-Bloque Magisterial.