Suboficial huancaíno asesinado en el Vraem fue parte de la patrulla que atrapó al narcoterrorista ‘camarada Artemio’

Durante el sepelio del suboficial Luis Cerrón Palacios, se reveló que formó parte de las fuerzas combinadas que concluyó con el apresamiento del temido líder senderista.
El 'camarada Artemio' actualmente purga cadena perpetua.
Sebastian R. Llerena
Sebastian R. Llerena
@sebastian_rll
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Luis Alberto Cerrón Palacios, unos de los 7 policías asesinados en el atentado narcoterrorista ocurrido en el Vraem el pasado 11 de febrero, fue parte de la patrulla que atrapó al cabecilla narcoterrorista, Florindo Flores Jala, alias ‘camarada Artemio’, el 12 de febrero del 2012 en Tocache (región San Martín)

Flores Hala o ‘Artemio’ fue un líder terrorista de Sendero Luminoso que estuvo oculto durante 28 años en el Alto Huallaga hasta que, un 12 de febrero del 2012, fue atrapado en la operación “Crepúsculo”. 

En esta, se infiltraron cuatro colaboradores entre las filas terroristas, de los cuales uno hirió y dio la ubicación exacta del líder senderista, que fue posteriormente apresado sin oponer resistencia. El operativo se dio de manera impecable.

“Fue un trabajo que consistió en debilitar la parte financiera al golpear a narcos y cocaleros con dos megaoperativos denominados Huracán (2007) y Eclipse (2010). Los fuimos dejando solos, ya no tenían apoyo de los gremios cocaleros y se quedaban sin dinero”, declaró el entonces mayor de la PNP, Harvey Colchado.

Actualmente, ‘Artemio’ purga cadena perpetua por los delitos de terrorismo, narcotráfico y lavado de activos. Durante el tiempo en que estuvo oculto, se perpetraron 500 atentados, que dejaron alrededor de mil muertos en el país.

Cerrón Palacios falleció un día antes de que se cumplieran 11 años del histórico suceso.

Esto fue anunciado durante su sepelio, donde fue despedido con honores en el cementerio San Juan de Chupaca, en la región Junín, su tierra natal este martes 14.

Despedido con honores

La ceremonia se realizó a las 4:00 p. m., cuando el ataúd, cubierto por la bandera nacional, llegó al camposanto llevado en hombros por otros policías. Ya ahí, la multitud acompañó el féretro hasta la altura del nicho reservado.

Algunas de las personalidades que estuvieron presentes en el sepelio fueron el jefe de la VI Macroregión Policial Junín-Huancavelica, general Colin Sim Galván y el comandante general de la 31 Brigada de Infantería del Ejército, Víctor Villasis Rojas.

En la ceremonia, anunciaron que Luis Cerrón Palacios fue parte de la patrulla que atrapó al narcoterrorista ‘camarada Artemio’, así como también que participó en la captura de un avión en Alto Marankiari, donde la Policía decomisó dos toneladas de pasta básica de cocaína.

Tomaron la palabra también Otorrino Cañabe Vargas, suboficial de la misma promoción que Cerrón Palacios, y el comandante Manuel Rodriguez Altamirano, comisario de la provincia de Chupaca.

El general Colin Sim Galván, otorgó la bandera que cubría el cajón a la madre del difunto suboficial, para luego entregar el gorro que perteneció a Cerrón Palacios a la ahora viuda.

Posterior a esto, el féretro fue colocado en el nicho, en una emotiva escena donde algunos de sus familiares rompieron en llanto.

Chupaquino de corazón

Luis Cerrón Palacios creció en el barrio Buenos Aires en Chupaca, en una modesta casa ubicada al frente de la plaza de toros. Según sus amigos, aún cuando él se fue a vivir a Lima o era enviado a otras localidades, siempre expresaba su orgullo de ser huanca.

Él fue el cuarto hermano de once. José Cerrón Palacios, su hermano menor, cuenta que lo veían como un segundo padre, ya que fue quien los apoyó para que varios de los hermanos estudien carreras técnicas. Y les inculcó valores como la justicia y les enseñó a ser buenos ciudadanos.

Raúl Soria, su mejor amigo, lo describió como una persona honesta, trabajadora y amante de su patria. También narra que, cuando Cerrón Palacios anunció que iba a ser policía, la familia sintió orgullo y lo apoyó con su decisión.

Eso sucedió luego de que “Tico” cumpliera con su servicio militar obligatorio. Según su hermano José, le gustó tanto que decidió unirse a la Policía en una época donde “nadie quería ser policía, por el tema del terrorismo, pues la gente tenía miedo”

No fue el único de la familia. También inspiró a tres parientes a seguir sus pasos: uno de sus hermanos y dos sobrinos, quienes trabajan en las comisarías de Huancayo y Huayucachi, mientras que otra es enfermera en un hospital de policías.

José Cerrón cuenta también que su hermano era un ferviente creyente de la fe católica. “Siempre se encomendaba porque decía que esa vez podía ser que no regrese”, narra. Esperemos que ahora esté en un mejor lugar.