¿Los últimos dos relojeros de Huancayo también prefieren un Rolex?

Desde hace 20 años la tecnología acabó con el oficio de más de 30 relojeros en Huancayo. Quedan tres y dos de ellos contaron cómo sobreviven ahora que demanda por sus servicios ha disminuído. Aprovecharon para opinar sobre los últimos versos de la canción de Shakira. ¿Casio o Rolex?
Teófilo Huatarongo Sullca (63) y Leovigildo Gutiérrez (76).
Max Rodriguez
Max Rodriguez
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Desde hace 20 años la tecnología acabó con el oficio de más de 30 relojeros en la ciudad de Huancayo, en la región Junín. Solo quedan tres y dos de ellos contaron a Huanca York Times cómo sobreviven ahora que poco a poco la demanda por sus servicios disminuye. También aprovecharon para opinar sobre los últimos versos de la canción de Shakira. ¿Casio o Rolex?

Adolescente

En el stand de Leovigildo Gutiérrez Avendaño (76), ubicado en el primer piso del centro comercial Huancayo, predominan las vitrinas luminosas por encima de su taller, debido a que la demanda por su servicio de reparación de relojes disminuyó.

Leovigildo se inició en el oficio a los 14 años. Viajó a Estados Unidos como relojero donde reparaba Rolex hasta que perdió la cuenta de cuántos relojes recompuso.

Leovigildo Gutiérrez Avendaño

“¿Cuántos Rolex habré reparado? Cantidad. Yo he trabajado en Estados Unidos, en Los Ángeles; más antes había puro Rolex, Vacheron, Piaget, cantidad de relojes suizos”, indica.

Narra que perfeccionó su oficio con la capacitación que organizaba la Asociación de Relojeros de Huancayo. “Había concursos donde yo siempre ganaba”, dice.

Señala que la venta de estos aparatos ha disminuido, pero que todavía tiene sus clientes “de mayor edad”.
En su mostrador nos enseña los relojes con mayor demanda; algunos de marcas exclusivas. Si tuviera que elegir entre una Casio y un Rolex, sería el segundo porque esos aparatos son eternos.

“Ya no viene Rolex”

La plática con Teófilo Huatarongo Sullca, de 63 años, fluye con tres campanazos de un reloj, en su tienda en la galería Botín de Oro, en el centro de Huancayo. Comparte el espacio con su hija que vende joyas y peluches.

Aprendió el oficio de un relojero de antaño, con quien trabajó hasta su muerte

Don Teófilo precisa que entre 1990 y 1996 fueron los mejores años como relojero. Los clientes solían llevarle todos los trabajos a él. Una vez le entregaron un reloj Patek Philippe que luego de repararlo recién advirtió que era el más caro que pasó por sus manos.

Lleva puesto un reloj a pilas. Si tuviera que elegir entre todos, preferiría un Rolex.

Teófilo Huatarongo Sullca
Teófilo Huatarongo Sullca