La cría de un puma andino, que fue rescatado de un riachuelo por un ganadero en Áncash, y luego internado en el Zoológico Municipal de Huancayo, ya no podrá regresar a la vida silvestre y su destino es vivir en cautiverio, porque tiene aproximadamente cuatro meses de edad y será imposible que aprenda a cazar para que sobreviva en su medio natural.
“Devolverlo a la vida silvestre sería condenarlo a la muerte por hambre. A la semana se moriría”, explicó a Huanca York Times, el veterinario Luis Zapata Calderón, administrador del zoológico. Este centro alberga ya a dos pumas andinos adultos hermanos, un macho (esterilizado) y una hembra. Si ellos aceptan a la cría, se formarían un grupo de tres pumas. “Eso sería formidable”, dice Zapata.
El pumita, bautizado como ‘Pepo’ desde Áncash, lleva alrededor de 20 días en el zoológico municipal de Huancayo y va recuperando su peso. Fue recibido con seis kilogramos y ahora pesa 9 kilos con 800 gramos. Su dieta consiste en filete de pechuga de pollo, hígado y corazón de pollo y carne de alpaca, todo picado en trocitos. Además de pescuezo de pollo para que los huesitos le aporten calcio.
El osito recibe, además, suplemento nutricional.
Nadie sabe cómo ‘Pepo’ perdió a su madre, probablemente por la caza furtiva, pero fue hallado con signos de haber sido arrastrado por las aguas de un riachuelo. “A la madre de estos felinos le toma dos años, incluso tres años, enseñarles a cazar hasta que desarrollen bien ese instinto salvaje, pero Pepo no tiene quién le enseñe”, explicó Zapata Calderón.