¿Quiénes serán los ladrones a los que elegiremos el dos de octubre, para que nos sigan robando otros cuatro años más? Esta dura frase suele escucharse en las calles en la medida que se aproximan las elecciones y en la cual votaremos para elegir alcaldes y gobernadores regionales.
En la región Junín a la gente no le falta razón, pues no existe ni una sola municipalidad y menos el gobierno regional donde no campee la corrupción. La corrupción se ha institucionalizado. Es más, la sinvergüencería de seguir engañando a la gente para seguir robando (valga la redundancia) ha llegado a su máxima expresión en nuestra región.
Si no, veamos nomás quiénes son los candidatos que postulan a gobernador de Junín y para alcaldes en los diferentes municipios provinciales y distritales. Salvo honrosas excepciones, casi todos son candidatos están envueltos en juicios por distintos delitos. Entre ellos figuran, también, personajes nefastos que ya fueron autoridades o funcionarios pero quieren seguir viviendo de la mamadera del Estado y enriquecerse, ya sea como gobernador regional o alcalde.
“Antes que darle mucha importancia a las promesas demagógicas que digan los candidatos, es más importante auscultar sus trayectorias de vida en lo moral y profesional”
Frente a esta situación es muy importante que los votantes revisen las hojas de vida de todos los candidatos. Es, también, papel de los medios de comunicación informar reiterativamente, al respecto. Antes que darle mucha importancia a las promesas demagógicas que digan los candidatos, es más importante auscultar sus trayectorias de vida en lo moral y profesional. Para ser una buena autoridad basta ser honesto, decente y capaz.
No confiarse de las mañas de esos candidatos de siempre, pero también tener cuidado de esos novatos habladorcitos. Urge hacer un esfuerzo sincero en cada votante para escoger un candidato aceptable o mínimamente potable (aunque nunca se sabe).
Para terminar quiero subrayar algo del que sí estoy seguro. Estas próximas elecciones subnacionales significarán la primera bancarrota electoral para Perú Libre, por constituir una agrupación de improvisados, incapaces y corruptos.