Los niños indígenas que fallecieron víctimas de la ola de frío en las alturas de Satipo, en la selva central, eran abrigados con trajes hechos con corteza vegetal, relató a Huanca York Times, el técnico en enfermería, Héctor Pachacamac Chumpe, quien prestó las primeras atenciones al grupo de nativos en aislamiento voluntario, que llegaron a la comunidad de Parijaro y los trasladó al puesto de salud de Cutivireni, en Río Tambo, el martes 17 de mayo último.
La existencia del traje elaborado con corteza vegetal fue confirmada por la obstetra Marishell Carrasco, directora de Salud Pública de Satipo, quien afirmó a este medio que una niña indígena le colocó dicha ropa el domingo 22, durante la atención de salud que brindó en Parijaro.
“Es muy fino”, dijo la servidora de salud, cuando le preguntamos por la textura de la prenda, quien aun lo conserva, pero el destino final dependerá de la Jefatura de su servicio.
Friaje
La muerte de cinco niños menores de un año a causa de la inusual ola de frío fue reportada por el jefe de la comunidad nativa de Parijaro, en el distrito de Río Tambo, Lelis Chinchai Santos, a la radio La Ruta de Satipo, cinco días después de los hechos.
De acuerdo con el técnico Héctor Pachacamac, los indígenas no contactados se dirigían a la comunidad de Parijaro a pedir ayuda. Fue él, egresado del Instituto Ashaninka de Puerto Ocopa, quien les prestó las primeras atenciones. Hace un mes fue contratado por la Municipalidad de Río Tambo para atender en el botiquín comunal.
Para llegar a Parijaro, es necesario viajar en bote desde Puerto Ocopa hasta Cutivireni, y de allí caminar unos dos días. Pachacamac calcula que los indígenas no contatados habrían caminado unos tres días.
La comunidad de Parijaro se encuentra a una altitud de 1900 metros sobre el nivel del mar, y es parte del Parque Nacional Otishi. El técnico Pachacamac ni la obstetra Marishel Carrasco saben con precisión a cuánto descendió la temperatura. “Tres días de horrible frío, mucha neblina”, dice el primero. “Solo podría decirle que a las 5 o 6 de la tarde del domingo estábamos abrigados con casacas polares y sentíamos frío”, dice la obstetra, quien atendió a cinco mujeres y siete niños indígenas del grupo de aislamiento voluntario quienes el domingo todavía permanecían en la comunidad.