Se quedarán los cinco años

"Nuevas elecciones con reformas políticas previas. Ese es el quid de la cuestión. Y eso no podrá hacerse de la noche a la mañana, requerirá de modificaciones constitucionales. Dependerá también si este Congreso desprestigiado tenga la voluntad de hacerlo". La columna de Jorge Ponce.
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Jorge Ponce
Jorge Ponce
Periodista
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Hace meses en los cenáculos políticos y hasta en las calles se comenta si Pedro Castillo debe seguir de presidente o no. En vista que las consabidas vacancias impulsadas desde el Congreso por la ultraderecha fracasaron y seguirán fracasando, muchos parlan ahora que deben irse todos y adelantarse las elecciones.

Pero, como dije en mi artículo anterior, si eso sucediera y después quién viene: ¿Keiko Fujimori, “Porky” Aliaga, César Acuña o cualquier otro neoliberal?, que al final resultan más de lo mismo.

Tengo la sensación, por no decir la convicción, que Pedro Castillo se quedará los cinco años que le corresponde como presidente. La razón es muy sencilla; es que el Congreso tampoco quiere irse. Entonces, el cajamarquino seguirá incólume contra viento y marea, le digan lo que le digan o le imputen lo que le imputen.

Como acaba de manifestar el líder puneño Walter Aduviri: “Total, este gobierno se parece a los gobiernos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Martín Vizcarra. Usa las mismas estrategias, el Estado como agencia de empleos, persigue y denuncia a dirigentes populares”.

La exmagistrada del Tribunal Constitucional, Marianella Ledesma, ha señalado algo más inteligente cuando le preguntaron si Castillo debe permanecer o no en el gobierno. Ella dijo: “Castillo está ahí porque, sencillamente, la clase política (o sea el Congreso) quiere mantenerlo ahí, pues hay caminos constitucionales para superarlo”.

Y añade: “Soy partidaria que se realicen nuevas elecciones generales, pero con reformas políticas previas, no sobre lo mismo”.

En esa misma línea el expresidente Francisco Sagasti se ha pronunciado por un adelanto de elecciones con nuevas reglas. Sin embargo, es muy candoroso Sagasti creyendo que el Congreso, de buena gana, se decidirá en llevar a cabo nuevas elecciones. Más objetivo es cuando el expresidente precisa que tanto el Congreso como el Ejecutivo “se sienten contentos de sobrevivir en el nivel político más bajo en la medida que vean garantizada sus supervivencias”.

Nuevas elecciones con reformas políticas previas. Ese es el quid de la cuestión. Y eso no podrá hacerse de la noche a la mañana, requerirá de modificaciones constitucionales. Dependerá también si este Congreso desprestigiado tenga la voluntad de hacerlo, lo cual no percibo en perspectiva.

Algo más, pronto ingresaremos a una campaña electoral intensa que distraerá al “populórum” de los diversos problemas sociales.