Tras reunirse con Pedro Castillo en Palacio de Gobierno, monseñor Barreto declaró: “Habrá un nuevo Gabinete y un premier que no dependa de Perú Libre o del entorno del presidente Castillo, y tienen que ser personas honestas que se jueguen por el Perú”.
Esto, como era de esperarse, provocó las iras de Vladimir Cerrón, quien respondió: “Si el cura aún no se ha enterado, hay un partido que ganó las elecciones y ese es Perú Libre”, calificando, además, como inaceptable y una intromisión del Clero en una eventual elección de un nuevo premier o un gabinete.
Como se ve fue un encontronazo con palabras cruzadas de dos personajes públicos, que tiene como telón de fondo la grave crisis económica y política por la que atraviesa el país. La visita de Barreto a Castillo, en verdad, buscó invocar al presidente que rectifique la forma negativa en la que viene gobernando, que es la misma opinión que tienen y sufren millones de peruanos.
El cardenal Barreto no fue a Palacio a pedirle expresamente al presidente Castillo que cambie de premier y estructure un nuevo gabinete de ministros. Fue el mismísimo Castillo quien le expresó que desde hace varios días atrás tiene esa intención y que la haría realidad en el marco del Acuerdo Nacional que se ha sido convocado por el presidente y que se realizará la próxima semana.
Obviamente, que las palabras del prelado de la Iglesia Católica no le iban a caer bien a Cerrón, pues teme ser desplazado del gobierno donde busca mantener la cuota de poder que Castillo le entregó bajo la administración de algunos ministerios, como los de Salud y Energía y Minas.
Por consiguiente los días que vienen a partir de la próxima semana serán cruciales para Pedro Castillo. O sigue con la improvisación y más de lo mismo o cambia de rumbo y se rodea de gente más competente y honesta.
Mientras tanto la marejada popular no ha terminado. En el Cusco lleva a cabo un paro agrario. En esa misma línea el movimiento popular y los gremios sindicales han otorgado una tregua al gobierno, a fin que éste no escatime esfuerzos y haga los sacrificios que sean necesarios para hacer llevadera la crisis que tiene para rato.
En realidad la coyuntura política es muy delicada y un tanto confusa. Para varios sectores de la sociedad civil y agrupaciones políticas, no obstante, la mejor salida es la renuncia de Castillo y se convoque a nuevas elecciones generales. El argumento es que se ha perdido la confianza en este presidente