Cineasta huancaíno, Luis Basurto: El pretexto me encontró para reflexionar sobre la violencia

El Viaje Macho es el primer largometraje de Luis Basurto, su primera obra que en el 2021 llegó a los cines comerciales de Huancayo y el país. Aquí sus reflexiones sobre los efectos de la violencia política.
Cineasta huancaíno, Luis Basurto, reflexiona sobre su ópera prima expuesto en cines comerciales, en 2021.
Percy Salomé
Percy Salomé
psalome2003@gmail.com
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El Viaje Macho es el primer largometraje del cinesta huancaíno Luis Basurto. Luego de ser aplaudida en el Festival de Biarritz Amérique Latine, en setiembre de 2020, se presentó en cines comerciales de Huancayo y el país. Es una obra que reflexiona sobre los efectos de la violencia política en una persona que sufrió carcelería injusta.

“Es la primera película que llega a salas comerciales en el país. Comencé a trabajar el guion en el 2006. Luego vino el proceso la pre producción, al búsqueda del presupuesto y la producción, post producción y finalmente la exhibición en sala”, le dice a este medio, Luis Basurto, director de la película.

¿Fue un ‘parto’ muy largo?

Es muy común que las películas duren un buen tiempo en todo el proceso. Esta fue un poco más. No es saludable que una película, un proyecto, dure tanto tiempo.

¿Por qué?

Porque te haces viejo. Quieres seguir filmando. Lo natural de un proceso de preproducción y producción debe durar entre dos y cuatro años. Ojo, las historias se decantan durante el tiempo. Quiero decir, no es que hoy amanezca creativo, escribo y en cuatro año ya debo tener la película. Las historias decantan y madura mucho tiempo. Pero una vez que tienes definido el guion ya quieres filmar. De ahí terminar la película no debe tomar mucho tiempo, porque hay mayores para seguir trabajando. Si no, te enfrascas en uno y te quedas corto.

 

“Las historias decantan y maduran mucho tiempo. Pero una vez que tienes definido el guion ya quieres filmar. De ahí terminar la película no debe tomar mucho tiempo”

 

La Avant-premiere de El Viaje Macho ocurrió en Huancayo y toda la película fue en esta ciudad

Es que fue concebida en Huancayo. Soy de acá. Crecí acá. Viví acá. Me fui a estudiar fuera de Huancayo porque no encontré la carrera de cine acá. No podía más que pensar una historia donde ejercí mi vida. Teníamos un coproductor mexicano, que al leer el guion nos dijo ‘esta historia puede contarse también acá’ y nos dio la chance de para irnos a filmar allá.

Y rechazaste…

Si filmaba allá no tenía ningún sentido la película. Como productor mexicano podría haber visto el desarrollo, los personajes, porque sentimos que es una situación universal con las particularidades del espacio, la geografía. Dije esto es de acá y hay que filmarlo acá.

La película te permite también hablar de los efectos de la violencia política…

Claro…

Por qué usas la historia de Carlos para hablar de la violencia, una herida que además sigue abierta

No busqué ningún pretexto. En todo caso, el pretexto me encontró a mí. Nosotros vivimos la violencia, el conflicto armado. Ayacucho, Huancavelica, Huancayo son las ciudades más afectadas por la violencia en el país. No podemos dejar de construir una memoria colectiva e histórica sobre nuestro reciente pasado. Nos interesa resarcir de alguna manera esos momentos. Desde mi mirada, el tratamiento es desde la consecuencia de la violencia, desde lo que va pasar una vez que se apagaron las luces de la bala y la metralleta y la violación, la desaparición; y ahora ¿qué pasa? La vida tiene que continuar.

Director de cine Luis Basurto y actor Luis Ramirez.

¿Y qué pasa?

Lo voy descubriendo y nuestro personaje también, dentro de la película. Tenemos que finiquitar ese proceso de cerrar las heridas de una manera adecuada y no lo podemos hacer solos. Tiene que ser un trabajo en conjunto y es importante la labor del Estado, de la sociedad civil.

En Huancavelica tenemos casos emblemáticos como el caso Manta, la violación masiva de mujeres por el Ejército, por ejemplo. Y cada vez que hay elecciones sale el terruqueo ¿Qué sensación te causa esto?

Una vez que terminen de ver mi película es muy posible que algunos piensen que la cinta tiene cierto sesgo. Te voy a invitar a ver mi primer cortometraje de 1992, que narra el evento de un niño que sufre la violencia dentro de su casa, en Huancayo. En verdad, cada vez que hay eventos electorales salen a relucir esos momentos de mucha sensibilidad en nuestra sociedad y en el interior del país, donde mucha gente sigue viviendo con el dolor de no encontrar a su desaparecido, de no hallar justicia por las esterilizaciones [forzadas], las violaciones. Tarde o temprano tenemos que encontrar equilibrio. No sé si justicia finalmente, que termina siendo un deseo, un sueño. Quizá el equilibrio sea que las personas establezcan una ruta, un proceso resiliente en sus vidas.

En Huancayo tenemos el caso de [los estudiantes desaparecidos y victimados de] la a Universidad del Centro…

Hay que explorar. Siempre se habla de Ayacucho, de la [universidad] La Cantuta. Nosotros tenemos casos emblemáticos [como la UNCP]. Da la impresión que en Huancayo pasaron esas cosas pero al día siguiente seguimos en la normalidad increíble. Mi primera película trata de la acusación injusta a una persona. Acuérdate que tuvimos jueces sin rostro, que pensaban diferente al régimen y terminaban siendo acusados, desaparecidos.

La segunda película, Las Colmenas, trata de la desaparición de las personas, pero otra vez la condición es no tratar el tema directamente. Siento que ya muchos cineastas, otros autores procuran eso. Está muy bien y hay que felicitarlos. Mi mirada va por el lado de cómo humanamente estas personas se encuentran a partir de ese proceso. No de la violencia explícita de lo que han vivido, si no qué ha pasado después, cómo está, qué es lo que quieren hacer, cómo se sienten.

 

“Mi primera película trata de la acusación injusta a una persona. Acuérdate que tuvimos jueces sin rostro, que pensaban diferente al régimen y terminaban siendo acusados, desaparecidos.

 

En la El Viaje Macho, Carlos Espejo es una de esas víctimas…

El personaje, Carlos Espejo, es una de esas víctimas. La película lo termina diciendo. Pero tampoco quise hacer un estudio social o antropológico. Eso termina en las condiciones de la opinión pública, cuando logren verlo, logren apreciarlo. Mi interés por hacerlo en Huancayo era justamente ese, ver qué sentimos. Sabes que Huancayo es una ciudad extraña, a veces somos muy modernos, a veces muy pacatos, muy conservadores.

La película fue presentada en Francia, hace poco. ¿Cómo le fue?

Fue muy bacán. Muy lindo. En el marco del bicentenario, el festival El Festival Biarritz Amérique Latine acogió a Perú con una selección específica de ocho películas y fuimos invitados. Pude ver la película en pantalla después de un año y medio de estar en pandemia, con el público en butaca. Sentí una alegría inmensa. El cine es para mí un momento único:  estar frente a la pantalla, el cuarto oscuro gigante y el sonido. La imagen. La sensación que puede causar es maravillosa.

¿Una vuelta a la normalidad?

No lo creo. Es una vuelta a la mal llamada nueva normalidad. Es un regreso al intento de querer estar nuevamente bien. La pandemia nos ha demostrado que las cosas en verdad están duras, difíciles. En sociedades como la nuestra, es mucho más difícil.