Escribe: Jorge Ponce
Hay dos temas importantes que vale la pena comentar. El primero tiene que ver con el problema económico del país. El viernes de la semana pasada el Congreso rechazó otorgarle facultades legislativas al gobierno para llevar adelante la mejor parte de la reforma tributaria, que beneficiaría al país, especialmente a los más pobres. Toquemos solo dos de ellas, las más esenciales que le permitiría al gobierno obtener una mayor recaudación tributaria.
Uno. El Congreso le ha negado al Poder Ejecutivo que realice cambios en el régimen fiscal minero, que consiste en aplicar un impuesto a las grandes empresas mineras por los miles de millones de soles que se llevan como sobreganancias por la venta de nuestros minerales, especialmente el cobre peruano.
Las razones que aducen las mineras para seguir beneficiándose con la totalidad de las sobreganancias son falaces y tendenciosas. Señalan, por ejemplo, para qué el gobierno quiere más plata, si con lo que recibe es suficiente, o para qué el Estado quiere más dinero si no sabe gastarlo y que se lo lleva la corrupción.
Este argumento mañoso fue utilizado por la mayoría derechista del Congreso para rechazar el pedido del Ejecutivo, que con esos ingresos busca mejorar los servicios de educación, salud y agua potable a favor del pueblo. Entonces la pregunta es, ¿a quién o qué intereses defiende este Congreso?
Dos. El Congreso también ha rechazado que se le autorice al gobierno subir en un pequeño porcentaje el Impuesto a la Renta a los ricos, que son los que ganan más de 300 mil soles al año. Pedido, cuyo espíritu no es solo del régimen de Pedro Castillo, sino que, incluso, es una recomendación del mismísimo Fondo Monetario Internacional que lo considera justo y que se practica en muchos países del Mundo.
La negativa del Congreso impedirá que el gobierno con la reforma tributaria recaude aproximadamente 12 mil millones de soles al año. Entonces, seguimos preguntándonos: ¿a quién o qué intereses representa este Congreso?
El otro tema que quiero tocar se refiere el grave hecho cometido por la mayoría de las bancadas parlamentarias del cerronismo y el Magisterial, que con pueriles pretextos se negaron a apoyar la censura contra la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, quien se dedicó a despotricar deshonrosamente contra el gobierno de Pedro Castillo en un país extranjero, como España. ¿En qué quedaron los principios, la doctrina y la filosofía de estas bancadas que se autodenominan de izquierda?
Y para colmo de males el cerronista Guido Bellido escenificó una vergonzosa desfachatez de abrazarse con María del Carmen Alva. ¿Qué quiso decirnos Bellido con esa payasada? No quiero pecar de malcriado