“Cuando los que amamos parten, pasan de vivir entre nosotros a vivir en nosotros”, reza debajo de la fotografía de Paolo Sánchez Solano, quien murió tras la explosión del taller clandestino de pirotécnicos, en Huancayo, en el barrio de Ocopilla, ocurrido la noche del domingo.
Entre lágrimas y con un gran vacío en el corazón despidieron al menor que perdió la vida en la explosión del depósito de material peligroso. Alrededor de las dos de la tarde, el féretro blanco, con los restos de Paolo, arribó hasta la vivienda en escombros, en la esquina del jirón Miller y Húsares de Junín.
En la ceremonia privada y discreta, participaron familiares y amigos quienes le dieron el último adiós al muchacho de 16 años.
El velatorio también se realizó discretamente en Sapallanga, en la comunidad de Miluchaca, porque los padres del menor son los propietarios del taller clandestino.
Luego de la breve ceremonia, el cuerpo fue trasladado hasta el cementerio Corona del Fraile. Los cantos y rezos también fueron breves. En el lugar, un vecino deseó a los familiares paz y tranquilidad.
Vivienda será demolida
A través de una resolución de la Gerencia de Desarrollo Urbano, la Municipalidad Provincial de Huancayo determinó la demolición de la vivienda siniestrada, declarada en estado inhabitable y con 14 columnas que la sostenían, colapsadas.