A la hora del estallido, la noche del domingo último, algunos vecinos de la casa siniestrada en Ocopilla dormían y el fuerte ruido los despertó en medio de humo, vidrios rotos y puertas desprendidas. Otros estaban despiertos, pero el sonido también los tomó de sorpresa.
En el apuro, algunos salieron descalzos, incluso pisando vidrios rotos que les herían los pies. La zona estaba llena de humo y sonido de artefactos pirotécnicos que aún estallaban. La casa de Eleazar Sánchez Quispe, que funcionaba como un almacén de pólvora y otros insumos para fabricar pirotécnicos, quedó como un esqueleto, con las columnas torcidas y ni una pared en pie. Todo se desprendió y salió volando afectando a viviendas contiguas.
Estos son algunos testimonios recogidos por Portal Central.
“Ayudé a una vecina que tenía su bebé en brazos”
El fuerte estallido de pólvora y otros insumos en una vivienda de Ocopilla, que era usada como una fábrica clandestina de artículos pirotécnicos, interrumpió al albañil Eduardo Gómez, quien a las 11:30 de la noche del domingo, hora aproximada de la explosión, pintaba las paredes de su casa.
Eduardo era el único de su familia que a esa hora estaba despierto. Su pareja y sus niños descansaban.
“Salí a la calle y mis vecinos también salieron, bajé y vi en el techo de la casa de la explosión, una señora que estaba con su bebé pidiendo ayuda”, contó el obrero a Portal Central.
“Me acerqué —agrega— y le dije que me lance a su bebito. Así le ayudé y a ella también. Los dos salieron ilesos, no sé dónde estarán ahora. También había un jovencito desesperado dando vueltas, tenía la cara dañada y un hueco aquí (muestra con sus manos su pómulo izquierdo). También le ayudé. Lo llevaron de emergencia al hospital y lamentablemente dicen que murió”.
La vivienda de Eduardo, ubicada a unas unas tres cuadras de la casa siniestrada, sufrió la rotura de los vidrios de sus ventanas. Mientras él contempla el trabajo de los peritos que buscan el origen del siniestro, sus familiares limpian los vidrios regados en el interior de su casa. Felizmente, dice el hombre, ninguno de sus niños sufrió daño alguno.
“Quedé con una deuda de cien mil soles”
En cambio, la vivienda de Olga Chancasanampa Martínez, ubicada justo al frente del local siniestrado, quedó inhabitable. A la hora del estallido, ella se encontraba en la habitación de su hijo menor, conversando. Ahí estaba también su nieto de cuatro años de edad.
“Tenía sueño, quería irme a dormir. Felizmente no fui, porque quizá ya no habría salido. De lo que estamos conversando, sonó bien fuerte. Fuerte. Mi nietito se protegió, no había mis sandalia y descalza salí. Dicen que mi nueva y mi hijo volaron, porque está dañado su dedo y su pierna. Salí y comenzó todo a quemarse. Las puertas de mi casa, todo está destrozado. Los ladrillos, todo. Felizmente a mí no me llegó ni uno. Solo comenzó a prenderse (señala una ligera quemadura en su buzo). Lo apagué y salí corriendo. El sonido fue tan fuerte que hasta me quedé sorda”.
Olga pasó la noche en la calle. Lo perdió todo. Se había hecho un préstamos de alrededor de cien mil soles para culminar la construcción de su casa, le faltaban los acabados, sobre todo en el segundo piso, y ahora ha quedado inhabitable.
“Yo quisiera que desaparezca este tipo de actividad. Hace tiempo también se ha producido (una explosión), pese a esto han seguido practicando. En una ocasión hemos hecho una denuncia, pero no nos han prestado atención”, relata.
“Parecía el fin del mundo”
Vanesa Rojas sí estaba dormida. Le explosión y la inmediata rotura de los vidrios de las ventanas de su casa, el chirrido de las puertas que se arrugaban. Todo ese estruendo la despertó.
“Ha sido como el fin del mundo. Mi casa estaba lleno de humo, como en medio de un incendio estoy. De miedo he salido descalza; nos hemos cortado y todo”, cuenta a Portal Central.
“Ha siso un impacto fuerte —dice— las puertas, las ventajas se han reventado. Es un daño muy grande que nos ha ocasionado. Queremos un apoyo porque ahora estamos necesitando. Defensa Civil no nos da nada. Queremos apoyo del alcalde, así como vino en campaña a ofrecernos. El portón de mi casa está descuadrada, dos ventanas que tengo todo está roto. Todo lo que tengo, mis platos, los vidrios, todo se ha caído“.
Más temprano, una vecina del lugar denunció por la radio local que su madre, una persona de la tercer edad terminó en el hospital por sospecha de un infarto tras el fuerte sonido de la explosión que no dejó ni una pared en pie de la vivienda siniestrada, columnas dobladas y desperdicios regados en la calle.
Balance preliminar
Un balance preliminar de la oficina de Defensa Civil de la Municipalidad Provincial de Huancayo arrojó que 50 viviendas, en un ratio de 100 metros a la redonda, fueron dañadas por la explosión de pólvora y otros insumos para la elaboración de pirotécnicos, almacenados en la vivienda siniestrada.
Asimismo, dos viviendas declaradas inhabitables por los daños causados en su estructura, serán demolidas.
En cuanto a pérdidas humanas, un adolescente de 16 años falleció tras quedar gravemente herido por las explosiones. Otras dos personas heridas que habían sido trasladados a un hospital ya fueron dados de alta.
Otras dos personas quedaron detenidas porque en sus viviendas la Policía encontró costales con pólvora, conos y otros insumos para la elaboración de artefactos pirotécnicos.
Por la noche de ese lunes, el alcalde Juan Carlos Quispe Ledesma, llevó calaminas para 11 personas damnificadas, confirmadas hasta el momento. En los siguientes días, este número puede incrementarse.
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