Escribe: Jorge Ponce C. [Periodista]
No hay duda que la destitución de Guido Bellido del premierato ha sido demoledor para Vladimir Cerrón. Pues, como lo dije en un comentario anterior, sin Bellido Cerrón perdía la cuota de poder que tenía al interior del gobierno. Es decir, Cerrón quedaba fuera del Poder Ejecutivo, tanto en decisiones de mando como en influencia política.
Ahora bien, en base a un análisis pragmático, ¿cuáles son las razones objetivas por las cuales Cerrón “ha roto palitos” con el gobierno de Pedro Castillo y ha sentenciado que su bancada parlamentaria no dará el voto de confianza al gabinete que preside Mirtha Vásquez?
Primero, porque para él con la destitución de Bellido ya no es negocio político seguir junto a Castillo, tras haber perdido el poder que siempre quiso mantener dentro del Ejecutivo.
Segundo, porque Cerrón pretende hacerse ver de hoy en delante que ya no es corresponsable en términos políticos de todo lo que haga el gobierno de Pedro Castillo.
Y tercero, cautelar y aprovechar en mejores condiciones el financiamiento público directo que el Estado entregará durante cinco años a todos los partidos que han conseguido representación parlamentaria, entre ellos Perú Libre.
En este último punto quisiera detenerme un poco más en la reflexión. Perú Libre por haber conseguido el mayor número de congresistas (37) es el partido (de los 10 que están en el Congreso), el que más dinero recibirá del Estado para ser gastados en los fines correspondientes que establece la ley.
Por consiguiente, es el partido que más se beneficiará con esos dineros. Un simple estimado nos hace especular que Perú Libre en los cinco años que estará en el Congreso recibiría alrededor de 10 millones de soles, pudiendo ser algo más.
Ahora bien, en su Twit Cerrón señala, también, que su bancada congresal no dará el voto de confianza al gabinete Vásquez, configurando una especie de venganza política porque botaron del Ejecutivo a su “alter ego”, Guido Bellido.
En verdad esta decisión más resulta una envalentonada que otra cosa. Porque, después de este incidente lo más seguro es que la bancada de Perú Libre se verá reducida a su mínima expresión, ya que la decisión aventurera de Cerrón provocará inevitablemente la división de su bancada, entre los cerronistas y en los que no comulgan con él.
Falta saberse, sin embargo, que de los 37 congresistas de Perú Libre cuántos se quedarán con Cerrón y cuántos seguirán brindando su apoyo al gobierno de Pedro Castillo. Por lo tanto amenazar con no brindar el voto de confianza al gabinete que preside Mirtha Vásquez no pasará de una sibilina intención.
Finalmente, me parece también que en adelante Cerrón más se dedicará no solo a defenderse de las acusaciones que se le siguen haciendo por presunta corrupción; sino también a reordenar sus filas para afrontar las próximas elecciones regionales y municipales.