En Chupuro y Chongos cultivan sus propios alimentos para luchar contra la desnutrición infantil

Setenta y un familias con niños menores de cinco años en riesgo de caer en anemia y desnutrición, participan de una estrategia de seguridad alimentaria para mejorar su alimentación y los espacios de su vivienda.
Ruth Paucar Reza en el invernadero donde cultiva tomates y otros alimentos para su familia
Percy Salomé
Percy Salomé
psalome2003@gmail.com
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En un área de 45 metros cuadrados, Cristian Nestares, un poblador de la comunidad de Chupuro, pretende sembrar tomates, espinacas, lechugas, cebollas y otras verduras que usará en la dieta alimenticia de su familia. Para ello, ha construido un invernadero de nueve metros de largo por cinco de ancho, y una altura de  2,5 metros. El techo, a dos aguas, está cubierto con agrofilm, una película plástica que protege a los cultivos de los vaivenes del clima, y que, en conjunto con las paredes cerradas del espacio, crea un microclima favorable al desarrollo de las plantas.

En cambio, Ruth Paucar Reza, ya ha sembrado y cosechado maracuyá, aguaymanto, caigua, tomate, espinacas, ajíes amarillo y colorado, lechugas y cebollas, en su invernadero de 4×3 metros, instado en su casa de Chongos Bajo. Las familias que viven en el Barrio Progreso Bajo carecen del servicio de desagüe.

Teófila Pomahuacre. La estrategia también incluye la instalación de cocinas mejoradas, que elimina el humo al cocinar con leña.

“Este tomatito no tiene mucha pepa y encima pinta bastante, ya no es necesario usar los condimentos, colorantes”, dice Ruth, tomando entre sus manos tomates maduros listos para la cosecha en su invernadero. Ella utiliza los productos frescos de su biohuerto en la preparación de los alimentos. “Saco (del biohuerto) lo que voy a necesitar para cocinar. A mis vecinos también les he invitado, vendido, porque es de mejor calidad que los que venden en el mercado”, dice.

En ambos distritos, Chupuro y Chongos Bajo, 71 familias cultivan verduras y otros alimentos en invernaderos instalados en una parte de sus viviendas para usarlas en la alimentación y luchar contra la desnutrición y la anemia.

Un refrigerador ecológico. El agua en un recipiente en la parte inferior mantiene freso las verduras

Precisamente, contar con un niño menor de cinco años y en riesgo de caer en anemia, fue uno de los criterios para que sean elegidas por la organización Juntos Trabajando por un Mejor Perú, para esta experiencia de seguridad alimentaria y mejora de los espacios de la vivienda (baños, dormitorios, cocinas mejoradas, refrigeradores ecológicos), que tiene el apoyo de Worth Abbey Outreach, institución de los Padres Benedictinos de Inglaterra.

Ruth ha colocado un balde con agua en el piso de su invernadero para que el vapor que se genera con el calor dentro del ambiente, quede atrapada en el techo, de donde caeré en forma de gotas y humedecerá el suelo.

Ruth Paucar en el invernadero donde cultiva sus alimentos

Las familias participantes del proyecto Juntos mejorando la seguridad alimentaria y nutricional de familias campesinas de los distritos de Chongos Bajo y Chupuro,  utilizan el abono natural, generado por los animales que crían (cuyes, ovejas) para la fertilización de los biohuertos.

Los alimentos cosechados “son bastante deliciosos, sanos, porque no utilizo agroquímicos, solo abonos orgánicos de animales”, dice Ruth.

Una calle de Chongos Bajo

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