Perú sin Mundial 2026 y Lozano firme hasta el 2030

La selección peruana quedó fuera del Mundial 2026 pese al récord de cupos en Sudamérica. Mientras, Agustín Lozano fue reelegido hasta 2030, blindado por los dirigentes a pesar de los fracasos deportivos y cuestionamientos en su gestión.
Fuera del Mundial
Erick Gamarra
Erick Gamarra
Periodista
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El Perú no viajará a Norteamérica en 2026 para disputar uno de los mundiales más llamativos de la historia. La cita se jugará en una sede tripartida —México, Estados Unidos y Canadá—, con 48 selecciones en competencia, 16 por encima de lo habitual. Conmebol tuvo seis cupos directos y un repechaje, lo que convirtió a estas eliminatorias en las de mayor accesibilidad de todos los tiempos. Solo tres equipos de Sudamérica quedaron fuera, y entre ellos figura la querida ‘Blanquirroja’. El contraste es brutal, ya que, mientras el combinado patrio fracasó y se hundió en el penúltimo lugar, Agustín Lozano —principal responsable del derrumbe— aseguró su pasaje al poder, con la reelección que lo mantendrá al mando de la Federación Peruana de Fútbol hasta el 2030. El balompié nacional queda eliminado; él, blindado.

Hace no mucho, nuestra nación vivió momentos futbolísticos emocionantes. Con Ricardo Gareca en el banquillo y una generación con hambre de nacionalismo y triunfos, la ‘Bicolor’ regresó a un Mundial tras 36 años y alcanzó la final de una Copa América. Sin embargo, eso quedó atrás. El Perú que soñó en Rusia hoy vuelve a ser el Perú del sótano, y no por casualidad. Es producto de una conducción encabezada por Agustín, de 54 años, exalcalde de Chongoyape (Lambayeque), quien asumió la presidencia de la FPF en 2018. En su mandato, las sombras de las denuncias, las decisiones cuestionadas y las caídas deportivas marcaron el rumbo, desviando al representativo rojiblanco de un camino prometedor hacia un escenario dominado por la mediocridad y el descrédito.

 

“Mientras la ‘Blanquirroja’ fracasó y se hundió en el penúltimo lugar, Agustín Lozano aseguró su pasaje al poder, con la reelección que lo mantendrá en la FPF hasta el 2030”

 

 

Claro, varios pueden señalar el bajo nivel de los futbolistas o la pobre actuación de los clubes peruanos en encuentros internacionales como los culpables, pero no se debe pasar por alto que ese declive nace en las disposiciones dirigenciales. Hay que tener en cuenta, son los dirigentes quienes eligen al entrenador o entrenadores —en esta etapa fueron tres—, definen si habrá torneos juveniles o sus formatos, deciden cómo se financian las escuadras o el campeonato, y qué tan seria será la justa local. Cuando esa cadena se rompe por improvisación, ineptitud y/o por intereses, el impacto se siente con DTs mal escogidos que derrumban un proceso, la ausencia de menores impide el recambio generacional y los certámenes desordenados producen instituciones frágiles. Así, la crisis no es netamente de la cancha, sino de una estructura parasitaria.

Paso a recordar algunos hechos durante la gestión Lozano: decidió no renovarle a Gareca, el técnico que devolvió resultados a los mayores. En su jefatura, la FPF fue sancionada por la Conmebol en el caso de reventa de entradas. Se eliminó la bolsa de minutos, cerrando una puerta valiosa a fin de que los deportistas de menos de 20 años tuvieran roce profesional. En 2024, la Federación se adjudicó los derechos de televisión y firmó con 1190 Sports, un contrato que generó conflicto con una parte de los equipos y que los afectó financieramente. Además, se acumularon acusaciones de inequidad en sanciones y favorecimientos en la L1. La ‘Blanquirroja’ perdió ser anfitrión del Sudamericano Sub-20 de 2025, y a eso se añaden las eliminaciones a los mundiales de 2022 y 2026, los cero puntos obtenidos en los Sub-20 de 2023 y 2025, el poco impulso al fútbol femenino; y otros.

 

“En el Perú, el que falla en el césped es retirado, mientras el que fracasa en la dirigencia es premiado”

 

Pese a todo, Lozano no está solo, los directivos lo blindan. Son los mismos que callan ante contiendas desvirtuadas, arbitrajes cuestionados y medidas que deforman la Liga 1. En el Perú, el que falla en el césped es retirado, expulsado o cambiado; mientras el que fracasa en la dirigencia es premiado. La prueba es clara con Agustín que fue reelegido con un periodo que se prolonga por cinco años adicionales, con un 95 % de votos en la Asamblea de Bases. Con él en el “liderazgo”, la selección continuará acumulando derrotas, los juveniles seguirán penando sin confrontaciones reales y los clubes sometidos a un sistema que los asfixia. La pesadilla no termina en excluirse del Mundial 2026; continúa al saber que también veremos transcurrir el 2030 desde la TV, en tanto ciertos dirigentes no dejarán de levantar la paletita verde, periodistas insistirán en maquillar la realidad y la hinchada peruana se mantendrá resignada a celebrar goles ajenos.