Un cocodrilo duerme la siesta y otros relatos animales, de Irma del Águila

Comentarios sobre la última publicación de la escritora y socióloga peruana.
Fernando Carrasco Núñez
Fernando Carrasco Núñez
Escritor
Share on facebook
Share on whatsapp
Share on twitter

 

Irma del Águila (Lima, 1966) es escritora, socióloga y se dedica a la docencia universitaria. Su libro El hombre que hablaba del cielo (2011) obtuvo el III Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro. Su novela La isla de Fushía ha sido publicada en el Perú (2016) y en Brasil (2023). También ha publicado, entre otros libros, la novela Mujer rota (2021). Sus textos han sido traducidos al inglés y francés.

Su nueva publicación tiene un título largo: Un cocodrilo duerme la siesta y otros relatos animales (Hipocampo Editores, 2024). Esto contrasta con la brevedad del volumen.

Estamos frente a un libro con historias de mujeres que viven viajando, que han experimentado circunstancias terribles. Sus vidas están signadas por situaciones traumáticas: la monotonía en el matrimonio, las deslealtades, la tragedia inopinada o la separación definitiva de la pareja.

Este nuevo libro de relatos de Irma del Águila se puede dividir en dos secciones. Los cuentos “Un cocodrilo duerme la siesta”, “Una cama sin tender”, “Pesadilla con bufeo” y “Mujer, esposa -luego viuda- de un excapitán de caballería alemana” nos muestran historias de parejas que viven etapas de crisis o donde la relación ha concluido y es ella, sumida en la soledad, quien aún padece los dolores causados por la herida. Los cuentos nos presentan situaciones que exponen la gravedad del momento, pero estas historias no llegan a definirse. Muestran finales abiertos o sugerentes. En estos relatos, la mayor parte de la culpa recae sobre el varón.

“El destino o los rasgos distintivos de los animales presentes son una metáfora sobre la vida de los protagonistas”.

La otra sección la conforman tres cuentos sobre mujeres solas, que muestran una herida física que a su vez ha provocado una contusión en el alma. El relato “Un pescado eviscerado” es uno de los cuentos emblemáticos de este grupo y del libro en su conjunto. Aquí convergen la brevedad, la precisión, la sugerencia y un desenlace contundente. Otro cuento en esta misma línea es “Diluvio”, texto que recrea el drama vivido por Evangelina Chamorro, una mujer que fue arrastrada por el huaico que padeció mucha gente en nuestro país en el 2017, en el contexto del Fenómeno del Niño. En el cuento, la protagonista se llama Angelina: “Los peores malestares no provenían de las contusiones en los brazos que intentaron atajar los cascotes y los palos o el dolor de cabeza por los varapalos y los cortes que marcaron su frente sino del penoso recuerdo del desastre que se imponía en un ánimo fragilizado y podía hundirla en un estado de melancolía (p. 30-31). A este grupo pertenece también el cuento breve “Una mansa oveja de Pascua”, cuento en clave que nos muestra los estragos físicos que padece una joven que ha sido enviada a cumplir un trabajo sacrificado a un lugar lejano, tierra adentro.

La expresión “y otros relatos animales” como parte del título del libro no es gratuita, pues en casi todas las historias aparecen estos seres con una carga simbólica importante. El destino o los rasgos distintivos de los animales presentes son una metáfora sobre la vida de los protagonistas: la frialdad del cocodrilo, el olfato del perro que despierta los recuerdos más íntimos, el ano del bufeo mítico de la selva, la condición precaria de los peces en los ríos, el desamparo de los animales antes las inclemencias de la naturaleza.

En estos cuentos se escamotea información importante lo que, finalmente, activa la participación del lector. De estos “silencios locuaces” surgen una serie de interrogantes que buscan otorgarle sentido cabal al relato. La autora coloca pequeñas expresiones que sugieren distintas ideas en el lector: “Si fuera así, las ausencias en una vida podrían digerirse mejor, sería como si no hubieran ocurrido” (p. 15). Pero no se afirma qué es aquello que ha ocurrido y que ha ocasionado ese cisma en la pareja.

En los cuentos de Un cocodrilo duerme la siesta… aparecen ambientes exóticos y asfixiantes que lo envuelven todo con un aire de misterio y angustia o transcurren en un espacio cerrado, agobiante, poblado de recuerdos, de culpa y de soledad.

A lo largo del libro se percibe una prosa cuidadosamente trabajada. Cadenciosa. Refulgen de pronto imágenes logradas: En el cuento “Mujer, esposa -luego viuda- de un excapitán de caballería alemana” leemos: “En los días previos, esa mujer había deambulado por las calles de la urbe provista de una rara transparencia, como si hubiera perdido su propia sombra doblando por una esquina” (p. 41).

En suma, Un cocodrilo duerme la siesta y otros relatos animales de Irma del Águila es un volumen de cuentos con historias de mujeres solas y heridas, en su mayoría, breves, sugerentes y escritos con una prosa bien labrada.