Lujo, corrupción y poder, es el olor nauseabundo que el pueblo siente y que emana desde el interior de Palacio de Gobierno y del Congreso de la República.
Este Congreso corrupto y mafioso, ha decidido sostener a cualquier costo a Dina Boluarte en la presidencia hasta el 2026. Para ello anuncia que rechazará cualquier moción de vacancia que se presente contra Dina, a raíz del escándalo por los relojes Rolex.
Y es que la permanencia de Dina en la presidencia garantiza que estos repudiados congresistas se queden también hasta el 2026. Ellos no quieren nueva Elecciones.
Dina se congracia con el Congreso, porque éste la sostiene y así puedan sobrevivir juntos hasta el 2026.
Este miércoles 3 el nuevo premier Gustavo Adrianzén se presentará ante el Congreso pidiendo el voto de confianza, que es más que seguro que se la darán.
Por eso es que Dina el lunes juramentó a seis ministros, que el Congreso le venía pidiendo para “lavarle la cara” y para colocar a gente allegada de los partidos Somos Perú y Avanza País.
Igualmente, Dina entregó 50 millones al Congreso como crédito suplementario, para que éste los gaste en personal y demás granjerías.
Sin embargo, cuando alcaldes y el pueblo piden plata para agua, desagüe, carreteras y otras necesidades el gobierno se los niega.
Por otra parte, Dina acudirá este viernes 5 a la Fiscalía para declarar sobre los relojes Rólex, la lujosísima pulsera con diamantes Cartier, los anillos con pendientes de oro y el millón de soles que alguien depositó en su cuenta bancaria.
La presidenta está segura que nada le pasará. Pues así funciona el Pacto Corrupto: Dame que te doy, que así nos protegemos, tapando nuestras cochinadas.
Medio millón de dólares en joyas
Como se sabe, la Fiscalía lleva adelante una investigación a Dina Boluarte por los presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y omisión de consignar declaraciones juradas en documentos oficiales. Todo ello se traduce en:
1.Usar en ceremonias públicas una colección de relojes de oro marca Rolex, en el que cada uno cuesta más de 16 mil dólares.
2. Usar una pulsera francesa Cartier, también de oro y con incrustaciones de diamantes, cuyo costo asciende a más de 50 mil dólares.
3. Anillos, collares y pendientes de oro, diamantes, rubíes y perlas de cultivo con piedras preciosas.
4. Haber recibido en sus cuentas más de un millón de soles de origen desconocido y detectada por la Unidad de Investigación Financiera.
Todo esto evidencia que Dina tiene a su disposición una joyería de la más alta calidad y de marcas internacionales, que en conjunto estaría valorizada en medio millón de dólares.
Ante la negativa de Dina de explicar el origen de tales riquezas, y por el contrario su abogado realizaba maniobras obstruccionistas a las investigaciones, es que la Fiscalía Anticorrupción decidió allanar la casa de la presidenta y su despacho en Palacio de Gobierno.
Es más, según la Fiscalía dicho allanamiento es plenamente legal y constitucional, pues tiene como antecedente similar a los allanamientos que se hizo entonces a la casa de Pedro Castillo y a Palacio.
Pero como de esperarse, tras el allanamiento salieron en defensa de Dina todos los ministros, congresistas y demás allegados, calificando el accionar fiscal de arbitrario, abusivo, desproporcionado y un flagrante abuso contra un poder del Estado.
Hay dos caminos para llevar adelante una salida democrática y constitucional a esta grave crisis política que afecta al país.
Uno, que el Congreso apruebe una vacancia presidencial y convoque a nuevas Elecciones Generales. Dos, que Dina renuncie y con ello allane el camino a Elecciones Generales. Pero ni la presidenta ni los congresistas aceptan, pues quieren quedarse hasta el 2026 para seguir enriqueciéndose y seguir gozando de la sensualidad del poder.
Las bancadas que ya se pronunciaron respaldando a Dina son Fuerza Popular (o sea el fujimorismo), Alianza Para el Progreso (de César Acuña), Renovación Popular, Somos Perú y se sumaría también el Bloque Magisterial.
Mientras el país se desintegra por la corrupción, la inseguridad ciudadana, la crisis económica y la falta de confianza en las instituciones públicas; la presidenta Dina Boluarte hace una ostentación de lujo y poder en sus presentaciones públicas.