Escribe: Jorge Ponce C. [Periodista]
Hablemos claro y sin medias tintas. La congresista Patricia Chirinos ha denunciado al presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, por una supuesta agresión verbal de tinte sexista. Este hecho ha levantado polvo y provocado distintas reacciones del ya enervado cotarro político.
Por una cuestión de principio debemos condenar enérgicamente toda clase de agresión y discriminación que se haga contra una mujer. Y debe alzarse la voz de rechazo no solo cuando se trata de una agresión contra una congresista, sino también contra cualquiera otra mujer peruana del campo y de la ciudad por humilde que ella sea.
El premier Bellido, como es obvio, ha negado que haya sido actor de tal censurable hecho. Desde esta tribuna me sumo a que se realice una prolija investigación sobre la denuncia hecha por la congresista Chirinos. Es más, en caso de demostrarse fehacientemente su certidumbre Guido Bellido debería recibir la sanción que corresponda.
Esto por un lado. Pero en la otra cara de la moneda veamos también la implicancia política. Preguntamos, por qué la congresista Patricia Chirinos no denunció el hecho en su debido momento, más aún cuando tanto Chirinos como Bellido eran ya congresistas en funciones. Por qué Chirinos esperó treinta días para recién hacer la correspondiente denuncia con nombre propio.
Subrayemos que Chirinos es una congresista de Avanza País, grupo de ultraderecha y aliada del fujimorismo. Ella, además, ha venido apareciendo como una de las más furibundas congresistas exigiendo la renuncia de hasta cinco ministros de este gobierno. Y como todos vemos la oposición de ultraderecha no se cansa de repetir cada día esta exigencia.
Este hecho de por sí mancha de sospecha interesada la denuncia de Chirinos contra Bellido.
Por consiguiente, las investigaciones dirán si Bellido es culpable o no. Igualmente, mostrará si Chirinos dice la verdad o la hizo con calculada intencionalidad política.