¿Y ahora quién podrá salvarnos?

"Pedro Castillo es un infeliz que apenas había ingresado a Palacio y sin conocer siquiera el ABC del manejo del Estado, ya se estaba implicando en actos de corrupción", la columna de Jorge Ponce.
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Jorge Ponce
Jorge Ponce
Periodista
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¿Qué salida le damos a la grave crisis política que hoy atraviesa el país? ¿A quién le creemos ahora? ¿Podemos confiar en los corruptos convictos y golpistas del Congreso, o seguimos confiando en el papanatas y aprendiz corrupto Pedro Castillo?

La fiscal de la Nación, Patricia Benavides, ha pedido que el Congreso interprete el Art. 117 de la Constitución y denuncie constitucionalmente a Pedro Castillo por encabezar, presuntamente, una organización criminal desde el Poder Ejecutivo. A las claras el objetivo de Benavides, jugando en pared con el Congreso, es conseguir la destitución del presidente.

La denuncia de la Fiscal de la Nación ha abierto, además, entre los constitucionalistas un intenso debate jurídico y político en pro y en contra. Pero, el que tendrá que dilucidar es el Congreso. Sin embargo, veamos quién es quién en este conflicto que envuelve a tres poderes del Estado.

Primero. En el Poder Ejecutivo, Pedro Castillo es un infeliz que apenas había ingresado a Palacio y sin conocer siquiera el ABC del manejo del Estado, ya se estaba implicando en actos de corrupción, a través de familiares, paisanos chotanos y demás allegados. Es tan imbécil que sabiendo que sus enemigos le buscaban el más mínimo traspiés para sacarlo del cargo, comete las burradas de “pintarse” como corrupto. Por eso lo que está afrontando hoy Castillo, en gran medida se la ha buscado él mismo.

 

“Una fiscal que protege vergonzosamente a una hermana corrupta comprometida con el narcotráfico y otras joyitas […] Una fiscal así tampoco tiene “sangre en la cara” para pedir que saquen a Castillo del poder”

 

Segundo. Un Congreso dominado por una ultraderecha golpista y comprobadamente corrupto, que maneja con desprecio, soberbia y a su antojo al Poder Legislativo.

Un Congreso sin legitimidad, con 10% de aprobación. Un Congreso que no es capaz de resolver siquiera los casos de congresistas con sentencia y otros con acusaciones graves como de violación. Un Congreso así no tiene calidad moral para decidir sobre Castillo, sacarlo y apoderarse del gobierno.

Tercero. La fiscal Benavides que sacó una maestría amañada. Una fiscal que protege vergonzosamente a una hermana corrupta comprometida con el narcotráfico y otras joyitas más. Una fiscal que ha emitido una denuncia violando el Art. 117 de la Constitución. Una fiscal así tampoco tiene “sangre en la cara” para pedir que saquen a Castillo del poder.

Pienso que la justicia debe ser igual para todos respetando el orden constitucional y que hoy no se ve. Si bien el aprendiz ladrón Castillo tiene serios indicios de corrupción, éste debe seguir su conducto regular en la justicia, probarle totalmente los delitos y al final de su mandato mandarlo a la cárcel. Así como se hizo con presidentes corruptos anteriores.