En Ica, cada vez preocupa más lo que está pasando con nuestros jóvenes. Según los últimos datos del INEI, el porcentaje de chicos y chicas de 15 a 29 años que no estudian ni trabajan (NINIs) llegó al 16,1% en 2024.
Para entender mejor este panorama, vale recordar lo que ocurrió en 2020. Ese año, Ica registró un 26,9% de jóvenes sin estudiar ni trabajar, el nivel más alto desde 2015. Ese pico coincidió con el periodo de pandemia, una etapa en la que muchos aspectos de la vida diaria cambiaron de forma abrupta en todo el país. La cifra deja en evidencia el fuerte impacto que ese momento tuvo sobre la trayectoria educativa y laboral de miles de jóvenes iqueños.
Cuando miramos el mapa nacional, vemos que este es un desafío compartido. En 2024, el porcentaje de jóvenes NINIs en el Perú fue de 17,3%. Las regiones muestran realidades distintas dentro de este mismo reto: algunas, como Tumbes, Loreto y Tacna, superan el 23%; mientras que en otras, como Huancavelica, Junín o San Martín, las tasas son más bajas, pero el problema sigue siendo evidente.


En ese contexto, Ica se ubica en la parte media del rango nacional, reflejando que la ausencia de oportunidades educativas y laborales afecta a jóvenes de todas las regiones por igual.
¿Y por qué debería importarnos este número? Porque detrás de cada porcentaje hay historias reales: jóvenes que no pueden costear estudios, que no encuentran empleo formal o que dejan de capacitarse porque no existen suficientes opciones accesibles en la región.
Cuando esto ocurre, Ica también se ve afectada: se reduce la base de talento disponible, se vuelve más difícil para los negocios encontrar personal preparado y se limita el impulso necesario para sostener la productividad regional.
“Reducir la proporción de jóvenes NINIs no es solo una tarea social, sino también económica. Una región con más jóvenes estudiando, capacitándose o insertándose en trabajos de calidad es una región con mayor productividad, más innovación y mejores condiciones para que las empresas crezcan. Invertir en becas, formación técnica, acompañamiento para la inserción laboral y programas que desarrollen habilidades demandadas en Ica es, en el fondo, invertir en el futuro económico de la región”, comentó Patricio Lewis, investigador de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
En síntesis, los números muestran que Ica ha avanzado respecto a los años más complejos, pero aún tiene un desafío importante por delante. Y es un desafío que importa, porque cuando los jóvenes tienen oportunidades, toda la región se mueve hacia adelante.
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