El número 6 del segundo año de Thumus, periódico cultural de la revista literaria Pez de Oro, nos trae interesantes artículos, crónicas, testimonios, entrevistas y reseñas. Esta excelente publicación continúa con la rica tradición literaria y cultural de Puno, mezclando memoria ancestral con crítica y vanguardismo. Recordemos el año 1926 en que aparece el Boletín Titikaka bajo la dirección de Gamaliel Churata, seudónimo de Arturo Peralta, quien lideraba el grupo Orkopata.
Este denodado trabajo es realizado por tres poetas y escritores del sur. Víctor Villegas, nacido en Ilave en 1965, estudió Sociología en la Universidad Nacional del Altiplano, fue profesor de Lengua y Literatura. Él ha publicado, entre otros libros, el poemario Jatha y Carita de arcilla. Luis Pacho es un destacado poeta y escritor nacido en Laraqueri, en 1969. Es abogado y docente. Ha publicado diversos libros, entre ellos, Geografía de la distancia, Los huesos de Elías y Horas de sirena. Y Darwin Bedoya, nacido en Moquegua, en 1974; desde la adolescencia radica en la ciudad de Juliaca. Es profesor de literatura y editor. Ha publicado libros de poesía y narrativa como Teoría de los precipicios, Bosque de luciérnagas y El libro de las sombras. Ha obtenido importantes premios literarios como el Primer Premio Nacional Horacio y el Primer Premio Copé Internacional de Oro en Poesía.
Entre las labores literarias de los tres, también destaca, por supuesto, la revista Pez de Oro, antes El Katari (Boletín de Letras y Memoria), y la difusión de libros del grupo editorial Hijos de la Lluvia, que dirige el escritor y editor Walter L. Bedregal Paz. Asimismo, organizan diversos eventos culturales como son las ferias de libro.
Thumus
Este reciente número de Thumus inicia con una provocadora cita de la escritora francesa Constance Debré: “Quizás sea urgente que la literatura muera, la literatura que comparte el mundo, la literatura que se ha convertido en lo contrario de sí misma, que se ha convertido en la propia burguesía, en su baluarte, en su adorno, en su justificación, así como la Iglesia se ha convertido en lo contrario de Cristo, que era la pobreza, la religión de los pobres y del amor puro, y no del poder. La literatura quizás deba morir para volver a ser esa cosa de la noche, esa actividad de cucaracha, ese lenguaje de rata, y no esa cosa espantosa, esa cosa cultural tan repugnante como las demás cosas culturales, cuando los libros no tienen nada que ver con la cultura. Lo que hay en los libros es algo mucho más importante que la cultura, porque lo que hay en los libros no es lo bello, no es lo espectacular, no es el entretenimiento, no es la época ni el debate de ideas, es simplemente esa cosa de rata y de cucaracha, lo que hay de absolutamente solitario en la existencia. Tal vez los escritores deban volver a ser lo que son, lo que yo soy: una cucaracha, una rata. Escribir lo que solo uno sabe, lo que ha visto, lo que ha comprendido. Escribir que no se entiende nada, escribir como no se entiende nada, o bien callarse. Quizás también los libros se hayan vuelto algo sucio”.
En las primeras páginas se encuentra una entrevista que me hizo uno de los editores, Darwin Bedoya, que gira en torno a la poesía actual y acerca de la dinámica literaria y cultural de hoy en día. Se puede acceder a la entrevista completa haciendo clic en este enlace.
Encontramos la crónica de Johan Puma titulada “Perturbaciones y Pluralidades en la Nueva Poesía Peruana” que aborda el XXI Festival de Poesía de Lima que se realizó en el mes de abril del presente año. También hallamos un interesante testimonio del poeta Alfredo Herrera, un rescate de Víctor Villegas. En él se cuenta su participación en la exhumación de los restos del poeta y guerrillero Javier Heraud en Madre de Dios, junto a la conmovedora presencia de las hermanas del autor de El río. Los restos serían trasladados a Lima, y están ahora en el cementerio Jardines de la Paz en La Molina. Acompaña al testimonio una carta de Javier Heraud a su madre, fechada el 13 de mayo de 1962.
Muy reveladora, y publicada en la página central, es la “Nueva cartografía de la poesía puneña”. Nos dice la revista que este mapa “apertura un amplio estudio próximo”. Continúa la investigación y la crítica el ensayo “Vaga música de luciérnagas hembras. vers(i)ones y tensiones del lenguaje en la última poesía peruana” de Darwin Bedoya.
Uno de los concursos literarios que ha ganado prestigio en estos años es el convocado por el semanario El Búho de Arequipa. Sobre ello y sobre el libro Pintura cusqueña de Reginaldo Andía Navarro, escribe Luis Pacho. Finalmente podemos leer el texto híbrido, “Trilcico & Vallejo”, de Darwin Bedoya, y reseñas de libros como Políticas culturales y ciudadanía de Víctor Vich, Cuadernos urgentes. Omar Aramayo de Jorge Terán, entre otros. Y cierran la revista tres secciones de poesía. La primera se titula “Recital de poesía peruana” que comprende poemas de Dina Ananco, Gloria Alvitres, Ana Valera Tafur, Lourdes Aparición y Salo Tomoe. Además de una sección de poemas bajo el título “Recital contra Israel” y otra intitulada “Recital voces del mundo”.
De la segunda sección, finiquitando esta reseña, va el siguiente poema de Karel Nodin:
Llanto en las Cenizas
Bajo un sol de pólvora y llanto,
se ahogan los ecos de un pueblo en ruinas,
las sombras crecen, devoran el canto,
el viento se llena de almas perdidas.
Se alzan los gritos desde la arena,
susurros de niños entre los escombros,
el cielo es un párpado que no se cierra,
mirando el horror con ojos de plomo.
Los muros se tiñen de sangre marchita,
las madres desgarran su luto en la piel,
ruge la tierra, hambrienta y maldita,
devora los cuerpos sin fe y sin miel.
¡Oh, fauces de acero, miseria en los huesos,
tumbas abiertas sin nombre ni cruz!
No queda refugio, ni queda regreso,
solo el exterminio envuelto en su luz.
La historia se pudre en lengua de víboras,
los jueces absuelven la muerte y el mal,
y el mundo se calla, se vende, se aparta,
dejando el dolor en su umbral infernal.
Más allá del humo, la muerte se ríe,
baila entre niños de sombra y carbón,
y Gaza, desnuda, sin llanto ni abrigo,
es solo cenizas… en la eternidad.