En el valle del Mantaro, el humedal de Pucush Uclo lucha por sobrevivir. Sus aguas, que alguna vez albergaron unas 200 especies de aves, hoy apenas acogen unas 25, tras el último incendio registrado el 14 de agosto, el sexto desde 2020. La pérdida de biodiversidad alarma a expertos y pobladores, y convoca la mirada preocupada de quienes conocen su fragilidad.
Entre ellos, Erick Aníbal Barzola Ricci, vicepresidente de la Asociación Andinus – Custodios de la Naturaleza, no oculta su preocupación. Su organización se dedica a proteger los ecosistemas andinos, con especial atención en humedales y espacios frágiles, en la cuales combinan el monitoreo de fauna, educación ambiental y trabajo comunitariom para conservar la vida silvestre frente a la urbanización, la contaminación y la explotación desmedida.
Egresado de Ingeniería Forestal de la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP), Barzola Ricci se ha especializado en monitoreo de fauna silvestre y educación ambiental. Desde Andinus, alerta sobre la urgencia de actuar antes de que Pucush Uclo pierda por completo su riqueza biológica.
¿Por qué es importante salvar Pucush Uclo?
Ante la acelerada destrucción de los ecosistemas del valle del Mantaro, el humedal de Pucush Uclo es uno de los últimos refugios de vida silvestre. Actúa como un salvavidas para la supervivencia de aves y otros seres biológicos que antes eran comunes en riachuelos, puquiales y pantanos desde Huancayo hasta Jauja, pero que el llamado ‘desarrollo’ ha ido destruyendo, contaminando, modificando o erradicando.

¿Cómo nace en usted el interés por este humedal?
En 2017 tuve la oportunidad de visitar por primera vez este paraje poco conocido. Observé que, pese a ser un espacio de cultivos, la biodiversidad residente y migratoria aún resaltaba la calidad ambiental del ecosistema, gracias a la escasa presencia de viviendas y al desconocimiento de la población sobre su existencia.
Lamentablemente, desde 2018 se incrementaron de manera exponencial las edificaciones urbanas, el vertido de residuos sólidos y líquidos —pesticidas, herbicidas y aguas residuales domésticas—, así como residuos orgánicos como cadáveres de animales. Esto aumentó el impacto negativo sobre el humedal y complicó su conservación.
¿Cuántos años ha estado dedicado al humedal?
En 2018, con la ONG Amigos del Mundo, realizamos el primer voluntariado ambiental dirigido a jóvenes interesados en proteger el Área de Conservación Municipal Pucush Uclo. Un grupo de universitarios se comprometió y logró recopilar datos poblacionales entregados a la municipalidad de Chupaca. Sin embargo, la conflictiva realidad territorial y de propiedad privada del área impidió consolidar la delimitación de la faja marginal del humedal.
Posteriormente, con Andinus continuamos con actividades de sensibilización y capacitación a funcionarios y público en general sobre identificación, monitoreo, ilustración científica y ciencia ciudadana, trabajando junto a ONGs, agrupaciones ambientales, universidades y entidades relevantes para la protección del área.
¿Qué hace particular a Pucush Uclo en comparación con Ñahuinpuquio, Paca u otros humedales?
Si bien su extensión y profundidad son menores que otras lagunas como Paca, Ñahuinpuquio o Chocón en Jauja, Pucush Uclo es un albergue constante durante todo el año para aves residentes —gallaretas, garzas y otras— y especialmente para especies migratorias que realizan largos viajes entre hemisferios.
En época de lluvia, otros espacios se restablecen, pero en época seca no son funcionales, por lo que las aves regresan a este humedal. Sin embargo, el crecimiento de centros turísticos y recreativos en estos espacios es invasivo y perjudicial. Carecen de gestión ambiental, y es crucial que Pucush Uclo no termine convertido en un drenaje turístico más, como ha ocurrido con La Huaycha y otros.

¿Hay un decremento de especies de aves en Pucush Uclo? ¿Qué especies ya no existen?
Según pobladores, investigadores y observadores de aves, hace 25 años existían hasta 200 especies. Esto es creíble, pues antes había más puquiales y manantiales cerca del río Mantaro y riachuelos que han desaparecido o se han contaminado.
Algunas tesis sobre biodiversidad y ecoturismo muestran que a partir de 2010 se registraron promedios de 40 especies. Nuestro monitoreo de 2018 arrojó 120 especies entre residentes, aledañas y migratorias. Tras 2019, los registros decayeron por cercado y desecamiento de zonas de descanso para especies como los flamencos, ocasionado por propietarios aledaños con permisos municipales.
Otras causas: incendios forestales por agricultura, expansión de lotizaciones y construcciones sin respetar la distancia con el humedal, drenaje para cultivo, y el ingreso de animales domésticos al totoral donde anidan las aves. Actualmente, se estima un promedio de 25 especies. Entre las especies perdidas destacan los flamencos, cuyas crías murieron jóvenes por incendios sin responsables.

¿Cuáles son las causas?
El nulo manejo de residuos sólidos, la modificación del humedal por propietarios y la depredación de la fauna tienen un punto común: la ausencia de acciones de conservación por parte de las autoridades y su permisividad ante prácticas contraproducentes. Ordenanzas con más de seis años carecen de reglamento para medidas preventivas y sancionadoras. El desinterés institucional es evidente.
¿Cuál es el futuro de Pucush Uclo?
Si no se toman acciones concretas de protección y monitoreo constante, se convertirá en un ambiente turístico contaminado más, como La Huaycha o Ñahuinpuquio, o será absorbido por el crecimiento urbano con aval de autoridades municipales, eliminando otro refugio de vida silvestre.

Tras este incendio, ¿cuál es su balance?
El área afectada se encuentra en la parte media este del humedal, colindante con terrenos agrícolas, lo que la hace vulnerable a futuros eventos. El totoral se recuperará, pero tomará tiempo. Las primeras especies en regresar serán gallaretas, garzas y huacos, seguidas por paseriformes como el siete colores y otros junqueros, que esperan que el totoral recupere altura y densidad para nidificar.
¿Qué otro peligro enfrenta?
La obstrucción total del espejo de agua por vegetación flotante, resultado de la eutrofización acelerada y la acumulación de basura, fertilizantes y agroquímicos. Esto afecta el oxígeno disponible para organismos acuáticos esenciales en la cadena trófica y puede generar problemas de salud pública para pobladores y visitantes.

¿Cuál es su invocación o reflexión?
Invoco a autoridades municipales, regionales y especializadas a realizar acciones concretas para la conservación del humedal, reglamentar las ordenanzas pendientes, y consolidar la delimitación de la faja marginal, evitando invasiones y futuros incendios.
Asimismo, agradezco el trabajo de la sociedad civil, instituciones educativas, ONGs y otros actores que año a año aportan con limpieza, investigación y sensibilización, manteniendo un latido de vida en el humedal pese al desinterés de las autoridades.
¿Algo más que desea agregar?
Reforzar el compromiso de la Asociación Andinus – Custodios de la Naturaleza para trabajar junto a instituciones y personas que contribuyan a la conservación y gestión de la vida silvestre en nuestra región.
