La amistad no envejece para Los Tibios, se hace eterna a través de los años

Los Tibios son un grupo de amigos huancaínos que, desde hace 31 años, cultivan una amistad entrañable que desafía al tiempo y se fortalece con cada encuentro.
Los Tibios, en su nuevo refugio del Trattori, celebran 31 años de amistad que no se enfría.
Carlos Ordóñez
Carlos Ordóñez
Share on facebook
Share on whatsapp
Share on twitter

En una ciudad que cambia, crece y a veces olvida, ellos permanecen. No por aferrarse al pasado, sino por haber aprendido a celebrarlo. “Los Tibios de Huancayo”, aquel grupo de amigos que nació del reencuentro casual de dos viejos conocidos en la Plaza de la Constitución, cumple este sábado 26 de abril su trigésimo primer aniversario de fundación. Y lo celebra con la vitalidad de quienes, según su propio mural, suman más de 4 mil años entre todos sus integrantes.

De “tibios” no tienen nada. Se llaman así por pura ironía. Su espíritu está más encendido que nunca: son los jóvenes de dos siglos, únicos de su especie, sobrevivientes de epidemias, pandemias y juventudes acumuladas, mensajeros de vida plena, depositarios de todas las culturas y sabiduría compartida. Son historia viva.

Hoy conocidos como la “Asociación Civil Cultural Amigos de ayer, hoy y siempre”, sus miembros vienen de diversos caminos, pero todos comparten la calidez de una amistad que no se enfría. Su presidente fundador y ahora presidente honorario es don Rubén Germán Ibáñez Manrique, el querido “Chuto”, maestro por vocación y el más longevo del grupo con 88 años cumplidos. Él mismo narra los inicios de esta agrupación.

A la pregunta de rigor, ¿cómo empezó el club de ‘Los Tibios’?, responde:

Todo comenzó un día que leía mi periódico en la Plaza de la Constitución cuando me encontré con el “Capi” Freyre y nos pusimos a recordar tiempos pasados. ¿Y si sumamos a más amigos para recordar las épocas vividas? Así llegaron el “Pollo” Basurto y el amigo Del Pino, quienes acordaron tomar un café al día siguiente. Fue así como comenzaron a unirse el “Gato” Pedrito, Lalo Cárdenas, Jorge Olano, Raúl Jiménez y Alfredo Castell, entre otros.

¿Cuál era el objetivo de unirse y de invitar a otros?

Sencillamente charlar, contar anécdotas, comentar el momento político y, de alguna manera, mantenerse informados. Además, celebrar algún acontecimiento, un cumpleaños, una fiesta. Siempre la pasamos bien, al principio en cafés del Paseo La Breña, la calle Ancash, y ahora en el Trattori.

¿Quiénes conforman la Asociación y cuánto es el número de asociados?

Al principio éramos isabelinos en un 80%, pero con el tiempo se sumaron “tibios” del “Poli”, el “Túpac” y de otros colegios. También amigos, entre muchos, profesores cesantes, profesionales, intelectuales, escritores, periodistas, trabajadores, personas jubiladas, no solo mayores, sino también jóvenes que contagian vitalidad. No hay distinciones. En los inicios llegamos a más de 80, pero la pandemia nos diezmó, murieron alrededor de 40.

Los Tibios son parte esencial de la historia huancaína. Rememoran pasajes inéditos, reconstruyen memorias colectivas y mantienen viva la esencia de una ciudad que alguna vez tuvo alamedas de eucalipto, agua pura y fiestas de gala en el Casino Internacional.

A continuación, Ibáñez recuerda con nostalgia aquellos tiempos:

Antes la vida era más bonita. Éramos pocos, nos conocíamos, nos encontrábamos y compartíamos historias. Un valle hermoso, desde el Cerrito de la Libertad la ciudad estaba rodeada de bosques; la comida más sana, el agua pura; nos divertíamos con la orquesta Pepe Velásquez, las fiestas de gala en el casino Internacional; salíamos al campo a pasear; la calle Callao, camino al cementerio era una alameda de eucaliptos y lo que era la avenida Taylor, ahora Giráldez, llena de árboles, hasta el óvalo Cahuide. Todo barato, Huancayo, un pueblo de obreros, con las fábricas Manufacturas y de seda, la curtiembre, la cervecería, en fin.

Don Rubén ‘Chuto’ Ibáñez, a sus 88 años, disfrutando de un jugo en su eterno espíritu juvenil.

Antes de ser profesor, Ibáñez fue auxiliar en la gloriosa Gran Unidad Escolar Santa Isabel, casi recién egresado de la secundaria. La mayoría de sus anécdotas tienen el tinte granate isabelino, entre ellas:

Una cortita, apunta. Allá por los años 63, sabíamos de los alumnos que se tiraban la “vaca” detrás del colegio. Un día realizamos una batida, de 20 cayeron 11. Uno de ellos, al que cogí de la pierna cuando había trepado el muro, lo identifiqué. Era Calderón del tercero, quien logró escapar, pero me quedé con el zapato. Al día siguiente no asistió y su madre vino llorando. Le llamé la atención y, con su permiso, le apliqué tres reglazos, diciéndole que el dolor pasa, pero no la humillación. Dijo que no iba al colegio porque no estaba al día, no tenía dónde estudiar, y logré que le prestaran cuadernos que nadie quería darle. Con las súplicas lo hicieron. Calderón pasó de año, terminó la secundaria, y años después me lo encontré siendo un prestigioso médico. Le dije que todavía tenía su zapato.

Una anécdota de tantas, como aquella en que el alumnado tenía que asistir a una charla vocacional dictada por un general del Ejército. Comenzó con un sol radiante y terminó con una torrencial lluvia, y el alumnado no se movió, se mojó, pero la disciplina era tal que no faltó a la cita.

Conversar con el muy apreciado “Chuto” es conocer la historia jamás contada en todo aspecto: el deporte, las costumbres, los personajes, las alegrías y tristezas, los triunfos y derrotas. Como la hazaña del equipo de básquet de la Asociación Isabelina, que campeonó 11 años seguidos en la categoría superior, o su faceta como fotógrafo, que le permitió registrar muchos de los momentos que se exhiben con motivo de este nuevo aniversario. Entre miles de fotos, se destacan las de los profesores del ’11’ y de Santa Isabel, las reuniones sociales, artistas como Jorge Botta Carpio, el Trío Los Serranos, Los Datsuns, Los Aires del Perú, el Dolton de César Ychikawa, el pintor Guillermo Guzmán, el Expreso Verde, entre otros.

Exposición fotográfica

Dentro de las actividades programadas para este trigésimo primer aniversario, se clausurará también la II Exposición Fotográfica Rubén ‘Chuto’ Ibáñez, que captura en 108 imágenes la esencia de un tiempo y un lugar. Desde deportistas y figuras de la farándula hasta reinas de belleza, pintores, historiadores y escenas de la feria dominical, la muestra es un homenaje visual a la historia viviente de la ciudad.

Imagen de archivo de los docentes del Santa Isabel, parte fundamental de la historia de Los Tibios.

Cerrando con amistad

Los recuerdos que atesoran y las anécdotas que comparten son un legado que une generaciones, un puente entre el pasado y el presente. Este sábado celebran no solo un aniversario más, sino la continuidad de una amistad que no entiende de años ni de distancias. Porque, como reza su lema, la amistad no envejece: se hace eterna.