No hay mejor forma de celebrar los 300 años del Convento de Ocopa, visitando cada uno de sus ambientes, gracias a las explicaciones de los guías. Como peruano, más aún del valle del Mantaro, es una obligación conocer la historia del Convento, empezando por los claustros. Una valiosa y rica experiencia de nuestro patrimonio regional y nacional.
Claustro de la portería
Es el primero al ingreso, es el más antiguo. Terminó su construcción en el Siglo XVIII, es de dos pisos, de estilo colonial, con toda la decoración labrada en piedra. En la actualidad consta de tres pisos. En el centro del jardín se levanta una pila de tres cuerpos, obra del artesano nativo Catalino Martínez, data de 1906.
En este claustro se encuentra la colección de cuadros del Vía Crucis, tallado en piedra de Huamanga, en el siglo XVIII. Al lado de estos cuadros y escritos a pincel por todo el claustro, hay una serie de versos compuestos por el hermano F. Juan Martorelli, alusivos a la muerte.
Capilla de la misericordia
Antes de pasar al siguiente claustro, se muestra al visitante una hermosa obra de arte guardada en la llamada Capilla de la Misericordia, contigua a la sacristía. Sobre la puerta de esta capilla se aprecia una pintura del Rostro del Señor en agonía, con los conocidos versos del P. Chuecas:
“El verme así no te asombre,
Pues es mi amor tan sin par,
Que aquí me he puesto a pensar
Si hay más que hacer por el hombre”.
Aurelio Miró Quesada ha escrito de esta capilla: “Si a Ocopa se le ha llamado El Relicario del Perú, la Capilla de la Misericordia, sin duda alguna, es el Relicario del Convento”. Encima del altar está la imagen de una Virgen, con la inscripción: “Nuestra Señora de la Misericordia”, rodeada de catorce cuadros en piedra de Huamanga, que recuerdan escenas de la vida de Santa Rosa, Patrona del Convento. En esta misma capilla puede apreciarse una colección de 12 lienzos alusivos también a la vida de Santa Rosa de Lima.
Claustro del olivo
Es el segundo claustro, llamado así porque allí se conserva hasta ahora un retoño del olivo que plantó el fundador del convento, hace, precisamente 300 años. En los corredores se aprecia una colección de 29 cuadros antiguos de la escuela cusqueña sobre la vida de San Francisco de Asís. En uno de ellos se lee lo siguiente: “Estos cuatro lienzos siguientes se pintaron en la ciudad del Cusco, en el año 1763, y lo hizo con su notoria habilidad el pincel del Mtro. Dn. Ygnacio Chacón”.

Claustro del Padre Pío
Este claustro fue inaugurado en 1959, es el más reciente, se ubica detrás de la iglesia. Es llamado así porque es el centro del patio. Se levanta una estatua del Venerable P. Pío Sarobe (1855-1910), morador y Guardián de Ocopa. Fue en vida un virtuoso religioso y murió con fama de santo en Huancayo, en el hospital El Carmen, habiéndose enfermado predicando la cuaresma en el pueblo de San Jerónimo de Tunán. En muy venerado y visitado en su tumba ubicada a la entrada del templo.
En el patio se plantaron especies de la zona, entre ellas la cantuta, la flor sagrada de los incas. De este claustro se sube al segundo piso del claustro de la Portería.
La Pinacoteca
El Convento de Ocopa guarda una valiosa colección de obras de arte. En la primera se encuentran 15 lienzos que representan a los Reyes de Judá, notables por la diversidad de tipos y por la viveza del colorido. En este mismo piso hay otra gran colección de cuadros, de mayores proporciones que los anteriores, y muestran las figuras de varios santos fundadores de Órdenes Religiosas.
También se aprecia una pequeña pinacoteca para los mejores cuadros del convento, amoblada con sillones fraileros y unos baúles o petacas en cuero repujado del tiempo colonial. Indudablemente, entre los cuadros más valiosos están los de la escuela cusqueña, con hermosos marcos dorados, todos de autores anónimos. Se puede apreciar a Nuestra Señora del Rosario con Santo Domingo y Santa Catalina y otro con los Misterios del Rosario.
Igualmente, destaca una valiosa colección de 15 lienzos, con las Escenas de la Pasión de Cristo, de pintor desconocido; así como 12 cuadros pintados sobre láminas de cobre, de indudable influencia flamenca, también con Escenas de la Pasión de Cristo.
Son preciosos los cuadros tallados en piedra de Huamanga con algunos pasajes de la Vida de la Virgen. Al fondo se puede ver el lienzo de Nuestra Señora del Carmen. Aquí también se muestra un pequeño pero hermoso cuadro de la Virgen, trabajado en oro y terciopelo, regalado al P. Gabriel Sala por un ministro ruso en 1888 para la misión de San Luis de Shuaro. Además hay acuarelas, del P. Lorenzo Pelosi y dando la vuelta al corredor y a la salida del Museo, existen copias de pintores clásicos, como Ribera, Murillo, Velásquez, El Greco, Tiziano, Rubens y Coello, todas realizadas en el Museo del Prado, Madrid, por el P. Lorenzo Pelosi.

La Biblioteca
Antes de ingresar, llama la atención una talla de Santo Cristo de las Ánimas, de grandes proporciones y tallado en madera. De la Biblioteca se dice que no hay noticias del despojo que sufrió de la antigua, los años que estuvo suprimido el Convento, de 1824 a 1836, por un decreto de Bolívar.
A pesar de ello es una valiosa Biblioteca, una de las mejores del país, con obras de gran valor histórico y bibliográfico. En sus estantes confeccionados con madera de la montaña, se guardan obras de religión y teología; también obras de historia, geografía, filosofía, ciencias naturales, medicina, literatura y lingüística. Asimismo, varios incunables europeos y limeños, y ediciones denominadas príncipes, aldinas y plantinianas, muy apreciadas.
La Biblioteca se formó desde la fundación del Convento, hay una lista de ejemplares valiosos, el más antiguo, la Summa Angélica de Fray Ángel Clavasio.
Según informaron son más de 20 mil volúmenes, incluyendo revistas y periódicos, debidamente catalogados. Los visitantes pueden acceder a los ejemplares, siempre con el cuidado y la seguridad del caso, en la sala de lectura, adornada también con pinturas del siglo XVIII. En un lugar especial hay dos mapitas en alemán, uno del padre Sobreviela, misionero de Ocopa, que fue el primer mapa grabado en el Perú.
El museo misional
Desde el Siglo XVIII hubo entre los misioneros de Ocopa la afición de reunir ejemplares representativos de los tres reinos de la naturaleza. Es así como, poco a poco, se fue formando colecciones de animales, vegetales, incluso minerales y otras que forman parte del Museo Misional.
En esta parte del Convento se pueden apreciar las secciones de la Historia misional donde se encuentran mapas y cuadros explicativos de la acción franciscana en la selva peruana, los que fueron confeccionados por los estudiantes en 1943, bajo la dirección del P. Odorico Sáiz. Un mapa de grandes proporciones que representa las misiones de Ocopa hasta 1900.
La sección etnográfica muestra las típicas vestiduras y ajuares domésticos de las distintas tribus que pueblan las misiones franciscanas del Ucayali.; finalmente la sección zoológica que consta de una gran cantidad de animales de la selva disecados y clasificados científicamente: aves de vistoso plumaje, mamíferos raros, reptiles, insectos, mariposas de diversos tamaños, colores.
Al fondo del Museo de puede ver un cuadro grande de los franciscanos martirizados durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Son en total 72, de los cuales 35 salieron de los claustros de Ocopa.

Coro de la iglesia
Según la historia del Convento, en el año 1900 fue incendiado; desde entonces fue modernizado con sillería de madera de cedro, adornado con una colección de 14 cuadros con las escenas del Vía Crucis. Aquí se encuentra la imagen de La Virgen Misionera, que así era llamada por los antiguos Padres del convento, la llevaban siempre cuando hacían misiones en los pueblos.
Impresiona a los visitantes el imponente órgano de fabricación alemana y de gran sonoridad, Fue traído en 1905, después del incendio de la iglesia, porque el anterior también se quemó.
Iglesia y Sacristía
La actual iglesia tiene parecido con la primitiva que fue levantada por los primeros compañeros del fundador del convento, toda de piedra espuma, con techo artesonado de cedro dorado y hermosos altares de estilo barroco, una hermosa obra de artífices ayacuchanos, muy admirada, pero que también fue destruida en 1900 por tres incendios consecutivos e intencionados, salvándose únicamente los cuatro retablos laterales de estilo barroco que aún puede apreciarse hoy.
La sacristía es pequeña, dotada de una ornamentera de cedro, muy bien trabajada y cómoda.
La cúpula
La cúpula es de estilo renacentista, decorada con vivos colores con ocho cuadros alegóricos a Cristo, a la Virgen y a la obra misionera de Ocopa.
La cripta
Debajo del altar mayor se encuentra la cripta de los religiosos. Entre los más célebres que ahí están sepultados, se encuentra el P. Alonso Abad, el del Boquerón; Gabriel Sala, Mons. Irala y Mons. Irazola.
El mural más grande del convento
Forma parte del recorrido también el mural más grande del Convento, en el comedor, pintado por el artista Josué Sánchez, donde se grafica la historia de las misiones en el país. Merece mirarlo con detenimiento para llevarse en la mente la historia del Convento de Ocopa.

La obrería
Finalmente, como para despedirse, está el claustro de la Obrería, la primitiva y provisional construcción del convento de Ocopa, gracias al fundador Fray Francisco de San José, donde se observa la sencillez con la que empezaron los misioneros franciscanos. Hay que recorrerlo para conocer dónde empezó la obra misionera de los franciscanos en la selva peruana.