A dos días del hallazgo sin vida de Héctor Genaro Castro Bonilla, percusionista y director del grupo tropical Los Fundadores del Estilo Más y Más, su tío Sergio Trinidad Melo le dedicó un emotivo mensaje de despedida en redes sociales. “Esperé estos días con la esperanza de que estés vivo… con el profundo dolor en mi corazón me despido de ti”, escribió en su cuenta de Facebook. “Te agradezco por haber sido parte de mi vida. Te recordaré siempre con todo mi cariño”.
Junto al mensaje, Sergio compartió un video en el que ambos aparecen juntos, en el video titulado: “Por qué me tuviste”. Se escucha la canción que expresa lo que siente el vocalista: “Quiero hablarte, pero tú no estás”.
Castro Bonilla, de 44 años, había desaparecido la madrugada del domingo 6 de abril, luego de salir de casa tras un taxi, aparentemente porque habría olvidado su celular en el vehículo. Desde entonces no se supo más de él, hasta que, cuatro días después, su cuerpo fue hallado en el río Mantaro, en el distrito de San Jerónimo. Cámaras de seguridad lo captaron caminando solo en dirección al puente Balsas.
El músico es velado este jueves en medio del dolor de su familia, amistades y seguidores del género tropical. Su sepelio se realizará mañana.
En su mensaje, Sergio Trinidad —vocalista director del Grupo Lágrimas y parte del entorno artístico de su sobrino— compartió un video en el que aparece junto a Héctor, cuando aún formaban parte del grupo Lágrimas, y cerró con una frase íntima: “Mi Jonas… como solo yo te decía”.
La muerte de Héctor aún no está esclarecida. Se presume que pudo haber caído al río, ya que, según su esposa Ruth Ortega, presentaba síntomas de ebriedad.
Héctor cargaba un pasado difícil: en 2003 fue condenado junto a su hermano Gilmer y su tío Sergio a 25 años de prisión. Tras pasar una década recluido en el penal de Huamancaca Chico, los tres supieron reinventarse. Cada uno, con su grupo, volvió a los escenarios y destacó en el ambiente tropical.
Desde muy niños, los tres eran inseparables. Una fuente de Huanca York Times recordó que, incluso, vendían panes en un triciclo por las calles de Muqui. Compartieron buenos momentos, pero también supieron acompañarse en los más duros.
Se fue un músico, pero también un luchador, un hermano del alma para quienes crecieron con él. Y como escribió su tío, quedará ese nombre que solo él usaba, suave y personal, como un susurro entre los recuerdos: “Mi Jonas”.