La inseguridad ciudadana en Huancayo quedó evidenciada la noche del 9 de abril, cuando el suboficial Miguel Santiago Liñán Raza, de 54 años, perteneciente a la Unidad de Servicios Especiales de Huancayo (USE), vivió una experiencia humillante en el anexo de Saños Grande, en El Tambo. Liñán acudió a la vivienda de su colega, la suboficial Jacqueline S. C., ubicada en el jirón Jorge Chávez, con la intención de tratar asuntos personales. Sin embargo, la situación se complicó rápidamente.
Al ingresar a la casa, el suboficial fue sorprendido por familiares del esposo de Jacqueline S, el suboficial Rolando Juan S. R. Tras unos minutos, Liñán fue agredido físicamente y, al ver que la situación se tornaba violenta, intentó escapar. Algunos vecinos manifestaron que lo confundieron con un ladrón. Cuando los efectivos policiales ingresaron a la vivienda encontraron a Liñán en uno de los ambientes del segundo piso, semidesnudo.
Temiendo ser nuevamente agredido, Liñán salió corriendo de la casa, pero fue alcanzado en la calle por varios vecinos, quienes lo golpearon y lo obligaron a caminar desnudo, tratándolo como a un delincuente. Recién con la intervención de más policías en la plaza principal, el suboficial fue rescatado.
Con diversas lesiones, incluyendo golpes en la cabeza, cadera y cervicales, además de una herida en la pierna, Liñán fue trasladado al hospital Daniel Alcides Carrión.
Por su parte, el suboficial Rolando Juan S. R., quien labora en el Grupo de Operaciones Policiales de Alta Resolución (Gopar), se presentó después en el puesto de auxilio rápido de San Pedro. Allí declaró que no había sido víctima de violencia y que no pensaba presentar denuncia, aunque se comprometió a seguir el caso por los canales correspondientes.