La producción de miel en Ayacucho enfrenta serios desafíos debido a las inclemencias climáticas que han afectado a la región en los últimos años. En el contexto de la celebración del Día del Apicultor, es fundamental abordar cómo estos cambios están impactando la actividad apícola y, por ende, la economía local.
Alina Buitrón Martínez, apicultora de Vilcashuamán y socia de Abee Colmenas, ha observado una disminución significativa en la producción de miel. “Este año, las lluvias se extendieron hasta junio, lo que ha afectado la cosecha. Algunas asociaciones que antes producían 900 kilos ahora apenas alcanzan los 90 kilos”, explica.
La diversidad de mieles en Ayacucho es un aspecto notable, con variedades que incluyen miel negra de Titanka y miel blanca de eucalipto. Sin embargo, Buitrón enfatiza que el sabor y la calidad dependen en gran medida del lugar y las condiciones ambientales. Esta variabilidad puede complicar aún más el panorama para los apicultores locales.
En cuanto a las propiedades nutricionales de la miel y otros productos apícolas, Buitrón menciona que estos pueden ofrecer beneficios para la salud. “La miel es rica en antioxidantes y minerales”, afirma, pero también destaca que el polen tiene un valor nutricional superior.
“Una onza de polen equivale a kilo y medio de carne en proteína”, refiere, sugiriendo que su consumo podría ser una alternativa viable para combatir problemas como la desnutrición y anemia en la región.
Sin embargo, a pesar de estas propiedades, Buitrón advierte sobre la necesidad urgente de abordar los problemas estructurales que afectan a los apicultores. La falta de apoyo institucional y recursos adecuados limita las oportunidades para mejorar la producción y comercialización.
“Es fundamental que las autoridades reconozcan el papel crucial de la apicultura en nuestra economía y salud pública”, concluye.
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